CAPÍTULO XVIII

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Morana

Paso un tiempo después de confrontarme con Agnes en aquel lugar en la fogata. Desde entonces estuve ignorando los mensajes de Jungkook y Evan, aunque este último no tenía la culpa de nada, pero no deseaba darle explicaciones por haber desaparecido aquella noche sin avisar. Tampoco era culpable por lo impredecible que resulto su cambio de humor de Jungkook.

Pase esos días enviando mensajes a Boy G, buscando encontrar algo que sugiera que estaba con vida y así poder hablar, aunque sea por última vez. Deseaba decirle que estaba dispuesta a ser su amiga y apoyarlo por lo que estuviera pasando.

— Quédate quieto porque si te sigues moviendo te cortare la cabeza por accidente, Tae.

— Detente, lo estas dejando demasiado corto. —dijo él. Estaba nervioso mientras miraba el suelo la enorme cantidad de cabello que le estaba recortando.

— Te dije que era lo mejor ir a un salón.

— No es una buena opción.

— Está menos, pero te agradezco la confianza que tienes en dejarme tu cabello en mis manos. —murmure. Platicar con él en mi casa se convirtió en una rutina que lo tenía bastante complacido. Y una de ella era esa tarde, donde le insistí que se cortara el cabello y que dejara ver su rostro.

— No tan corto, Mora. –repitió. — No tengo la confianza de andar por la calle sin nada con qué cubrirme.

— No tienes ni la menor idea de lo que estás escondiendo. Eres guapo y debería ser un crimen ocultarlo de esa manera. —sentencie. Tae Hyung no estaba para nada convencido escucharme de manea suelta y confiada sobre su apariencia. Así que después de mucha insistencia de un cambio, en lo cual termino rindiéndose pero con una condición. Yo debía cortarle el cabello. — Te dije que esto era una locura. —declare relajada detrás de él mientras buscaba la simetría en el corte. — Te dejaré peor de lo que estaba y no será mi culpa.

— Créeme que peor no puede estar. —soltó de manera de broma.

— No digas eso. —murmure. Estábamos en el jardín trasero de mi casa, en lo cual me atreví a invitarlo donde era el único día que mi madre no estaba en casa. Cuando le sugerí ir a su casa me declaró que no tenía absolutamente nada más que un colchón, una computadora y sus prendas de vestir. Así que tuve que buscar un día para estar a solos y no sentirme presionada por la presencia de mi madre. Ahora él conocía la verdad en lo que me parecía extraño tenerlo ahí, porque cuando entro la primera vez dentro de la casa se quedaba mirando con profundidad a los cuadros de mi familia. — Creo que ya terminé. —le limpie el resto de cabello sobre sus hombros y él se puso de pie. Se dio media vuelta y me miró fijamente. Ver su cara al descubierto me dejo sin habla. Era deslumbrante y a la vez me sentía orgullosa de convencerlo de la idea.

— ¿Cómo me veo? —pregunto tímidamente.

— Te vez demasiado hermoso. —le dije sinceramente y vi sus ojos conmovido. Ninguno aparto la mirada del otro por un tiempo, hasta que lo vi dar unos pasos hacia mí. Me quede inmóvil aguardando su próximo movimiento. Su rostro estaba a escasos centímetros y me sentía que iba morir en sus preciosos ojos marrones. ¿Me estaba por besar? Sin embargo, note su cara de terror. — ¿Qué sucede? —le pregunte. Sus brazos comenzaron a temblar. No me había dado cuenta que tenía cabello sobre su ropa y pronto se puso frenético. Su trauma con la suciedad aún seguía lidiando con ello. Intente calmarlo, pero empeoro. — Lo siento tanto. —murmure apenada. Él intento sonreí, pero sabía que lo hacía por cortesía.

Culpable © | ᶜᵒᵐᵖˡᵉᵗᵃ ✔ |Where stories live. Discover now