CAPÍTULO XXII

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Narrador.

Morana no supo muy bien cómo termino en la casa de Jungkook y menos entendió cuando descubrió aquella escena tan perturbadora. Miro a todas direcciones con una angustia indescriptible pensando en lo mal que había hecho solo por escapar de Tae Hyung y juzgarlo sin darle el beneficio de la duda. 

Se encontraba demasiado nerviosa y más aun cuando minutos antes al ingresar a la casa notó lo vacía que estaba. Todo estaba pulcramente acomodado y no había ni siquiera retrato familiar y mucho menos de sus padres que según él ya habían fallecidos. Sin embargo, ese dormitorio estaba lleno de fotografías de ella de diferentes ángulos y lugares. Había viejas fotos que apenas recordaba; un escalofrió le recorrió su espina dorsal porque no le encontraba el sentido de eso. Siguió observando toda la evidencia y pensó que era más bien un acoso que una admiración. Noto en la esquina de la pizarra los mensajes de textos impresas, con las conversaciones que mantenía con Boy G. También estaba la copia del libro de poesías que le mando como pista en la librería. Y fue en ese entonces que se dio cuenta que todo ese tiempo fue Jungkook, el chico misterioso detrás de los mensajes y que lo busco incansablemente.

Entonces pensó en la conversación de Tae Hyung que mantuvo con Hunter y las cosas no encajaban. ¿Eran dos personas involucradas a la vez? ¿Ellos se conocían y jugaron con ella? Morana tenía más dudas que preguntas y eso la mareo un poco. Cuando quiso salir del lugar en busca de una respuesta, fue demasiado tarde aquella decisión. Jungkook estaba parado en la puerta impidiendo el paso, observándola fríamente con sus ojos oscuros casi con la mirada perdida.

— Se supone que no tenías que ver esto. —la voz de él la alerto tanto que su miedo fue mayor.

Pero Morana debía saber la verdad a toda costa y lo encaro.

— ¿Y por qué no? ¿Pensabas verme la cara de idiota toda la vida? Confié en ti o en Boy G, quién quiera que sea. —intento empujarlo solo con la intención de abrirse paso y cuando lo logro camino a toda velocidad hacia la puerta de salida. Cuando llegaba a esté, se lo impidió tomándola con fuerza del brazo haciendo que se cayera al piso. — ¿Qué estás haciendo? —le pregunto sorprendida por aquella acción.

— No te dejaré ir así nada más.

— ¡¿Me vas a tratar como aquella noche en la fogata? —le recrimino.

— NO; ni ahora ni entonces fue mi intención lastimarte.

— No lo parece. —musito ella y eso incremento la ira de, Jungkook.

— Por esa actitud decidí matar ese teatrito de Boy G, de una vez por todas. Pensé que quitándolo del camino por fin conseguiría que confiaras en mí, pero las cosas se estropearon. —confeso y comenzó a ponerse rojo de la frustración, mientras ella miraba detrás de él la puerta y ver si podía escapar rápidamente. 

Pero el ambiente se estaba tornando peligroso.

— Si realmente quisieras eso; nunca me habrías mentido. Yo quise de verdad a Boy G, porque él me salvo cuando más lo necesité. —soltó de manera enojada, pero pronto él le dedico una sonrisa sardónica y malévola.

— Eso es lo que más me jode de todo. Fui yo quién se llenó de valor para contactarte y poder hacerme cercano a ti, te cuidé cuando aquel bastardo te dejó ahí en urgencias del hospital como si nada. —se puso en cuclillas para estar a la misma altura que Morana. Su mano derecha se señaló con su dedo índice en su cien. — ¡Pero solamente guardas en tu memoria a ese que asustó a las pobres ratas que siguen a, Agnes! —ella guardo silencio escuchándolo y se sorprendió tanto que no tuvo valor de contradecirlo. 

Descubrió que en realidad siempre hubo dos chicos involucrados esa noche y recordó las palabras de Tae Hyung cuando le decía de sus muchos trabajos parciales y que muy pocas veces tenía tiempo para practicar el deporte arco y flecha, por lo tarde que salía de trabajar. En ese momento no lo tomo en cuenta ya que en la ciudad de Daejeon era un deporte popular, con lo cual determino que Tae Hyung fue quién la salvo de las golpizas. Pero no era ese tan anhelado amigo con el que Morana conversaba.

Ella necesitaba verlo con urgencia y pedir perdón por no darle el derecho de escuchar su versión y cuando intento levantarse del piso Jungkook la sujetó con fuerza, ambos comenzaron a forcejear.

—¡SUELTAME! —grito, Morana. — No soy tu juguete que puedes manejar a tu antojo. —intentaba soltarse. — Si en verdad querías conocerme bastaba con hablar conmigo y no fingir ser alguien que no existe. —la lucha continuaba, hasta que el atlético chico encontró la manera de derrumbarla y la atrapo sus piernas logrando que ella comenzara a retorcerse.

— ¿Estás segura de eso? ¿En verdad me habrías dado una oportunidad? Todos en la escuela conocen la chica que eres, jamás habrías buscado relacionarte conmigo; eres una maldita esnob, aunque no lo aceptes.

— No es mi culpa que te sientas una escoria. —soltó ella sin medir el grado de tolerancia que podía llegar a tener en ese momento, Jungkook. Sus venas resaltaron más en su rostro y de la furia le dio una bofetada a, Morana.

— ¿Te atreves a llamarme una escoria? ¿A mí? Estas saliendo con aquel gusano asqueroso y te atreviste a menospreciarme. Maldita zorra. —su rostro representaba la maldad de su alma, poseído por el rencor. Comenzó a rasgar la ropa de Morana dispuesto a humillarla y algo más. Pero su más guardado secreto estaba por salir a la luz. — Me rogaste como una sucia perra para que volviéramos a vernos, me juraste que era el único que te entendía, coqueteaste conmigo y me pediste que nos viéramos en el baile y todo lo que encuentro cuando me presento es que estas abrazada de esa basura y ¡LO BESAS! ERES UNA DESGRACIADA COMO TODAS, PERO ESTA ME LAS PAGARÁS. —le dice totalmente desencajado y el miedo que ella experimento era tan grande que sus pesadillas se estaban haciendo realidad.

Ella peleo en suelo intentando alejarlo, sabiendo que si se dejaba vencer seria su peor final. En su mente comenzó a recordar a su hermana Eíder y las lágrimas brotaron de sus ojos. Le pedía a Eíder que la ayudara, que lamentaba ser la peor hermana, pero si escuchaba su ruego; — "por favor ayúdame, Eíder"  —le decía una y otra vez.

El último golpe que le propino Jungkook sobre su cara casi la dejo al borde del colapso. Ella intenta no caer y seguir luchando; y se obliga a si misma a mantenerse alerta y seguir peleando para escapar.

Pero en un momento repentino la puerta principal se abrió con fuerza y alguien apareció la auxiliarla. 

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Culpable © | ᶜᵒᵐᵖˡᵉᵗᵃ ✔ |Where stories live. Discover now