CAPÍTULO XIV

97 21 0
                                    



━━━━━━░★░━━━━━━



Morana

No lo podía creer. Mi cuerpo no dejaba de temblar como si mis piernas estuvieran a punto de fallarme y colapsar. Deje de respirar y mi pecho arde de dolor y tristeza. Las primeras líneas fueron demasiado y aun así no lograba asimilar esa carta que tenía en mis manos.

— ¿Estás bien, Mora? —pregunto, Tae Hyung. Negué con la cabeza mientras le tendí la carta y comenzara a leerla:

❝Para cuando leas esto... yo ya estaré muerto o a punto de hacerlo. No me malentiendas mi situación, no hay nada que puedas hacer por mí. Me hubiera gustado compartir cosas al lado tuyo, pero no estoy en el mejor momento y no me gustaría que me vieras así. Disfrute mucho nuestras conversaciones y tu manera de ser espontanea. Debí reunir más valor para conversar contigo en la escuela, aunque siempre estuviste al lado de Agnes. Eso me intimidaba. En fin, esto es así y me encuentro demasiado estropeado para seguir escribiéndote. Deseo que siempre sonrías. Si crees en dios, por favor reza por mí, porque yo he perdido toda mi fe hace mucho tiempo. Tu amigo anónimo, Boy G.❞

Me solté a llorar y puse mi rostro entre mis piernas. Las lágrimas me recorrían las mejillas y las emociones eran inexplicables todas a la vez. No sabía lidiar con ellos. Recordé una y otra vez el contenido de la carta mientras Tae Hyung me apretaba contra su pecho fuertemente. No dejaba de preguntarme. ¿Cuánto tiempo tuvo que soportar el chico de los mensajes en silencio? ¿Creyó en algún momento que estuve mensajeando por pena?

Sin embargo, Boy G. estuvo animándome en todo momento en los oscuros pensamientos y me salvo la vida por aquel entonces. Ni siquiera pude contribuir en algo para aliviar su aflicción. Mis manos estaban temblorosas y traté de aguantar más que pude para no ahogarme en llanto.

— ¿Y ahora qué hago si todo se acabó antes de comenzar? —me pregunte en voz baja casi imperceptible. Pero, Tae Hyung estaba ahí a mi lado. Me palmeaba por la espalda con mucho cariño y nos olvidamos por completo del lugar en el que estábamos.

Cuando al fin pude calmarme y las lágrimas se detuvieron fuimos hasta el auto dispuesto salir del lugar y pusimos en marcha con la idea de pasar la noche en una playa de estación al exterior y dormir en el auto. Me recargue en el asiento mientras usaba de almohada mi bolso en dirección de la ventana. No quería que viera mi lamentable aspecto, Tae Hyung.

Pronto llegamos a destino. Él baja para ir al interior de la estación y un par de minutos, él golpeo la ventanilla donde me recostaba.

— Sé que no querías nada, pero igual de traje esto. —me tendió un zumo de naranja y un emparedado. La verdad no tenía apetito, pero no quería ser una desagradecida, menos con quién me estaba dando una mano. Así que simplemente lo acepté y bebí el zumo. No quería que estuviera preocupado por mí y agradecí el silencio cuando entro al auto. Seguramente quería consolarme; pero como era de pocas palabras seguro no sabía cómo hacerlo.

— Muchas gracias, Tae. —murmure.

Al terminar él saco de la cajuela dos mantas que empacamos y una me la ofreció para que pudiera acobijarme y así aliviarme un poco. Poco minutos después me venció el sueño y caí rendida.

A la mañana siguiente me desperté justo antes que saliera el sol. Hasta que el móvil de Tae comenzó a sonar. Pensé que sería su jefe Hunter pidiendo de vuelta su auto, pero su rostro perdió color y se quedó tieso.

— ¿Cómo? ¿En el hospital? Voy en camino.

— ¿Qué paso? ¿Problemas? —pregunte y note que se mordía el labio inferior.

— Algo así, no estoy seguro. Mi tía tuvo un accidente en su casa y han tardado en darse cuenta. Me han pedido su documentación y que me dirija lo más rápido al hospital. —explico mientras dejábamos la ciudad vecina. La tía de Tae Hyung se encontraba en urgencias al parecer se dio por vencida con su vida. Así lo hizo ver Tae quién la conocía mejor. El trayecto pareció eterno y apenas pude respirar por la tensión. Él estaba más impaciente y nervioso y quise aligerar un poco su carga emocional de ese momento. — Espero que no te moleste que no te lleve a tu casa antes. —sentencio apenado. 

Negué con la cabeza restando importancia.

— No te preocupes.

— Mora...

— ¿Sí?

— Espero que no te asustes cuando vayamos a la casa de mi tía.

— ¿Por qué lo dices?

— Porque es el mismo infierno donde crecí.


***


Medite durante el viajé sobre el comentario de, Tae. Pensé que se refería simplemente que era maltrato por parte de su tía y que por eso lo llamaba infierno. Pero, cuando puse un pie dentro de esa casa se desmorono mi conciencia. Cajas apiladas, diarios y revistas viejas acumulados, ropa sucia y bichos de todas las especies encima de ellas. Heces y ratones muertos, todo parecía sacado de una película de terror. Intente disimular tapando mi boca y nariz con mi mano y así disipar el mal olor del lugar mientras observe a Tae Hyung que comenzaba a limpiarse la ropa con insistencia. Intente tomarlo de su brazo procurando a que se tranquilizara, pero él estaba frenético. Jamás había conocido a alguien que acumulara tanto y lo estaba viendo con mis propios ojos.

Mientras nos habríamos pasos entre el montón de objetos apilados y sucios, percibí el olor a putrefacción. Pasamos por la cocina donde salían bichos, agua estancada y una jaula de un animal ya en descomposición. No puedo creer que Tae Hyung haya pasado por esto y él me estaba mostrando ese lado de su vida pasada.

Tenía demasiado miedo para entrar él solo. Era una experiencia traumática y lo acompañe en ese momento tan duro. Tenía muchas ganas de llorar y de abrazarlo para contenerlo. Pero, lo vi quieto en un lugar casi sin respirar.

— Tae, ¿Dónde está el dormitorio de tu tía? —dije para captar su atención, pero no había respuesta. —¡TAE HYUNG! —levante la voz y rápidamente me miro.

— ¡¿Qué?! —pregunto con la mirada perdida.

— Busca los documentos y salgamos de este lugar.

— S-sí. —tartamudeo y camino en dirección del pasillo. Lo espere en ese lugar con el estómago revuelto. Poco después abandonamos la casa con lo que buscábamos, pero, Tae parecía haber perdido todas ganas de existir.

Luego de eso fuimos a emergencias ambos luciendo demasiados abatidos y demacrados.

Como Tae Hyung debía verificar el estado de salud de su tía, yo me quede en la sala de espera. Un par de horas más tarde, volvió a mi lado y su cara no era nada alentador.

— ¿Estas bien? —pregunte. Él simplemente asintió y nos quedamos en silencio. La verdad tenía mucho por preguntar. Era consiente que mi infancia no era un cuento de hadas y probablemente peor a que él sufrió; pero, nadie jamás me había preparado para semejante realidad de su vida. 

━━━━━━░★░━━━━━━

━━━━━━░★░━━━━━━

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Culpable © | ᶜᵒᵐᵖˡᵉᵗᵃ ✔ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora