CAPÍTULO VI

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Narrador.

Morana nunca pensó que después de tan poco tiempo el chico diría algo como eso y mucho menos creyó que adjudicaría una foto de ella en aquel sitio secreto. Nadie sabía acerca de su amor por el teatro, ni tampoco como solía escabullirse todos los sábados por la noche a mirar los ensayos. En sus buenos tiempos en los noventa era el lugar más popular y después de años el edificio estuvo abandonado hasta que llego un joven director que decidió alejarse de los escenarios. Éste lo compro y lo acondiciono para su nuevo proyecto.

Morana se pasaba de maravillas cada vez que iba y a pesar de no atreverse a poner un pie cerca de ellos, le bastaba con solo escuchar las instrucciones que los maestros enseñaban.

Volvió a leer el contenido de la nota y miró la hora. Faltaba menos de media hora para las nueve y ella seguía sentada en la librería. Maldijo en voz baja y coloco la fotografía en el bolsillo de su pantalón y salió corriendo como alma que lleva el diablo.

Una vez afuera miró en todas direcciones hasta toparse con un taxi. Subió al auto dándole la dirección del sitio. Pero no tardó en darse cuenta que su ropa estaba sucia por el trabajo y el cabello desaliñado. Como pudo empezó a arreglarse. Era consciente que si ese chico la conocía desde hace tiempo y sabía que visitaba el teatro de seguro la había mirado en situaciones peores a esa. Así que no se preocupó tanto.

En ese momento pensó que seguro el chico misterioso presenció millones de cosas que realizó en fiestas ajenas, como vomitar en medio de la pista; entre otras vulgaridades que no quería recordar.

Rememorar aquellos pocos eventos la hacían pensar en la primera vez que entabló una conversación con Tae Hyung, el chico de la tienda de cómic. Todos sabían que él tenía más de un trabajo, así que no era nada difícil encontrarlo en varias partes de la ciudad. Era una persona extraña y usualmente su cabello un poco largo casi cubría sus ojos, resultando imposible contemplar sus facciones. Siempre vestía de colores monocromáticos y se abstenía de hablar si no era necesario. 

Además, siempre que veía a Morana saludarlo solo asentía con cautela y se marchaba como evitándola.

Pero un día cambio cuando tocaron el timbre de la casa de Agnes. Morana se dispuso abrirle al repartidor. En ese momento reparó que era, Tae Hyung.

Ella estaba muy alcoholizada y solo sonrió más de la cuenta. Tomo el pedido, pago y cuando él se dispuso a irse; Morana lo detuvo del brazo y casi se fue de nariz al piso. Él la sostuvo y la sentó en el descanso de las escaleras. Ella lo contempló con suma cautela e intento remover unos mechones de sus ojos dejando que su curiosidad la dominara. Pero, Tae Hyung se incomodó y dio un paso atrás.

— ¿Realmente me odias? —soltó Morana deprimida. Sabía de la enorme cantidad de personas que la detestaban, pero, casi siempre era capaz de mostrar su agrado de una manera tan abierta como lo hacía él. Tae Hyung ladeó la cabeza, realmente confundido por ese malentendido y luego negó con la cabeza. — ¿Entonces por qué me tratas así? —se cruzó de brazos. Le parecía bastante injusto que la alejara de esa forma sin ni siquiera conocerla, podía entenderlo de los chicos de su escuela, pero realmente no era un estudiante que supiera de su mala reputación, así que nada de eso tenía suficiente sentido.

— Así soy, como siempre. —contesto él de manera inocente. Morana río. Realmente ese chico era único en cualquier aspecto y era como una briza de aire fresco para una persona tan calculadora como ella.

Culpable © | ᶜᵒᵐᵖˡᵉᵗᵃ ✔ |Where stories live. Discover now