Epílogo

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*Booktrailer del segundo libro, hecho por leisydiaz14 Puede contener spoilers así que se recomienda ver al finalizar el epílogo*

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Ahora sí, a llorar...

Un copo de nieve cayó sobre la mejilla de Orión.

La Capital del reino de las constelaciones jamás había conocido de granizo o nieve. A pesar del frío perpetuo de sus noches, su cielo siempre prevalecía despejado, luminoso y astral. Una función de luces y flashes en el firmamento cada vez que el sol blanco se escondía.

Menos ese anochecer.

Ni una estrella brilló en Ara. Ni un destello de su polvo cósmico fue capaz de vislumbrarse. Un manto negro, absoluto e impenetrable, lo cubría todo, solo era interrumpido por las pequeñas pelusas blancas heladas que se escapaban del cielo.

La primera noche sin constelaciones en toda la historia. Todos los niños nacidos ese día pasaron a llamarse Nadie debido a que el cielo no auguraba ningún nombre para ellos. Más adelante, todos los Nadies serían perseguidos y cazados. Se decía que estaban malditos al nacer en la noche sin estrellas, la noche que Ara lloró hielo.

La noche en que Orión dormía sobre la tumba de su amada.

Se rehusaba a no pasar más noches durmiendo junto a ella. Se rehusaba a aceptar que su última conversación la habían desperdiciado hablando de temas de supervivencia que los ponían a ambos tensos e incómodos. Se negaba a asumir que esa noche se dejaron vencer por el cansancio y que no hicieron el amor una última vez. Se negaba a creer que ella ya no estaba, y no estaría jamás. Tenía que ver el cuerpo con sus propios ojos.

Otro copo de nieve descendió, esta vez aterrizando sobre su frente.

Orión llevó la mano a aquel fenómeno natural, pero el copo se derritió bajo su dedo.

Se sentó y miró el cielo. Advirtió la noche sin constelaciones e intuyó que alucinaba, que lo que sus ojos veían eran el reflejo de su alma. Vacía, con un manto de oscuridad que consumía todo lo que alguna vez brilló en ella.

—Qué patético te has vuelto. —Su medio hermano estaba a unos pocos metros de distancia, camuflado entre los árboles y las sombras con su largo abrigo negro y las manos metidas en los bolsillos—. ¿Qué diría el Orión adolescente si te viera ahora? El Orión que soñaba con ser caballero, que se juraba a sí mismo que sería un héroe, que llevaría honor a su casa destruida, que se propuso que todo el reino reconociera que era el más grande a pesar de su procedencia, el Orión junto al que construí tantos sueños. ¿Recuerdas ese Orión? Era el mismo cuando sobrevivió tres años de aislamiento para entrenar, el mismo cuando venció a otros cien hombres por un puesto en la guardia. ¿Qué diría él si te viera llorar?

El caballero se levantó. Cassio nunca había estado tan palpitante en su espalda, sus vibraciones emitían el mismo sentimiento que consumía cada centímetro de su piel, cada gota de su sangre, cada atisbo de su lucidez: poder. El poder, cuando está a una cercanía tan peligrosa del dolor, solo busca venganza.

Vendida [YA EN LIBRERÍAS] [Sinergia I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora