Capítulo 25: Sargas

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Lord Zeta Circinus estaba de pie, la sala se había llenado por sorpresa antes del veredicto, es posible que se corriera la voz

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Lord Zeta Circinus estaba de pie, la sala se había llenado por sorpresa antes del veredicto, es posible que se corriera la voz. «La Vendida del heredero está en juicio por rehusarse a tener sexo con él». Un hecho sin precedente en la historia, un escándalo. De pronto hubo tanta gente que los asientos no dieron abasto y se sentaron de dos en dos, los pasillos se llenaron, la multitud estaba apretujada, las puertas estaban abiertas para que los de afuera pudieran al menos escuchar. Ese juicio pasó a la historia como el más asistido en décadas según los registros, y de los juicios a mujeres era el número uno en asistencia en siglos.

No me iban a absolver, por supuesto, les restaría autoridad a todas las voces de la ley e iría en contra de todo lo sagrado en Aragog, humillaría a la Iglesia, a la Corona y a todo el linaje real en sí mismo, sin contar los Altos e influyentes Lords que emitían su influencia en los juicios. Por otro lado, condenarme no iba a ser una victoria para Lesath como él podría haber deseado, y lo demostraba evadiendo el contacto visual con su pueblo, con la mano en la barbilla, pensativo, y el tic nervioso en su pie. Aquel hombre moría de miedo, incluso más que yo, porque no esperaba nada de mí, tal vez algunas súplicas, pero no que convirtiera mi derrota en una declaración de inconformidad; no que haría de mi juicio mi oportunidad de ser una mártir. Si moría ejecutada por ese juicio tal vez no llegara a provocar un levantamiento, pero la duda ya estaba sembrada. Era, lo quisieran o no, el ejemplo que habían temido.

—Pueblo de Aragog, familia real e iglesia de Ara, en nombre de los doce miembros del Consejo Real vengo a comunicarles el veredicto para la acusada, Aquía de Mujercitas, quien voluntariamente se ha declarado culpable de blasfemar contra la Iglesia, el heredero y todo su linaje. Además, se presentan pruebas irrefutables en su contra, podemos decir, entonces, que no es su culpabilidad el misterio de esta reunión, sino más bien... ¿Qué hacer con alguien que con tal libertinaje a pecado? ¿Es propio mostrar piedad para quien no muestra arrepentimiento? No es lo ideal, ni lo común, por eso conforme a las leyes y lo que es correcto dentro de la voluntad de Ara, no hay un solo miembro en la corte que se niegue a la idea de la ejecución, más bien la alientan.

Se disfrutaba aquel discurso como solía comerse mi cuerpo con los ojos, relamiendo sus labios de vez en cuando. El público era suyo como en la más exitosa función teatral, y eso me preocupaba. En los juicios, el Consejo solo hacía mención a su acuerdo una vez, sin explicarlo, y eran el rey y el Alto Sacerdotes quienes dictaban sentencia. Aquellas eran demasiadas palabras para decir “culpable”.

—Y sí, yo estoy entre ellos, creo firmemente en Ara y en que su voluntad ha de cumplirse, los pecadores deben ser reprendidos y castigados. Pero, recordemos que la familia real proviene de un largo linaje, y una dinastía que se remonta a tantos siglos en el pasado, ha tenido al menos un momento en la historia en que las cosas se han hecho un poco distintas, sin faltar jamás a lo que es sagrado e inamovible. Recordemos así que el rey Sargas, el tercero con el nombre, que gobernó Aragog hace siglo y medio, perdonó a una horda de prostitutas hambrientas, comprendiendo su situación, y les permitió ser compradas y llevar una vida dentro de las leyes y en gracia con la voluntad de Ara, como Vendidas. Y entonces se le conoció como Sargas el Piadoso. El Sargas que hoy vive lleva su nombre por una razón, Ara no pone nombres al azar, y no puede ser coincidencia que pasaran tantas décadas sin que un nuevo Sargas naciera, el cuarto, el que pronto nos gobernará a todos. Y si esto que hoy vivimos no fuera sino una oportunidad del Altar, no a la hereje Vendida que nos ha fallado a todos, sino para el heredero, una oportunidad de demostrar que su nombre no es un adorno, que la piedad de los Sargas no tiene límite, que incluso el más vil de los pecadores cabe en la bondad de su corazón. Sabrían ustedes así que tendrán un rey que los ame, que cumpla y respete sus leyes pero que no le cierra la puerta a la empatía.

Vendida [YA EN LIBRERÍAS] [Sinergia I]Where stories live. Discover now