Capítulo 27: Esposa.

80.5K 9.6K 12.5K
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


—Hola, mi amor.

Dio un paso hacia mí. Por el olor que impregnaba su aura deduje que había estado bebiendo, tal vez en celebración. Sus ojos estaban achinados, húmedos y enrojecidos por el alcohol. Y sonreía, sonreía como nunca.

—¿Cómo se sienta la señora Circinus?

Escupí sus botas. No conseguí una respuesta más decente que entregarle.

—Ay, mi amor… —Acortó la distancia que nos separaba hasta que quedó casi encima de mí, que estaba sentada frente al gran espejo donde debían alistarme para ser suya—. A pesar de todo… —Se metió los dedos a la boca—. A pesar de todo te ves tan…

Pasó sus dedos remojados en saliva por mi mejilla. Al notar mi resistencia se aferró a mi melena suelta, torciendo mi cuello en un ángulo doloroso que me obligaba a mirarlo y me impedía cualquier movimiento. Así, extasiado por el placer que le generaba el odio de mis ojos impotentes, siguió con sus dedos. Recorrió mi frente, mis cejas, el puente de mi nariz. Estaba demasiado cerca la fetidez de su saliva; un olor a excremento y ron.

Penetró mis labios, se abrió paso con tanta brusquedad que me lastimó con sus uñas mugrientas mientras yo intentaba mantener mi boca cerrada. Cuando al fin estuvo adentro lo mordí. Apreté con mis dientes como si fuese una trampa, me negué a dejarle libre, aumenté la presión y retorcí mi rostro para hacerle más daño, y conseguí una bofetada con tal brutalidad que hizo los huesos de mi cuello tronar, mi mandíbula abrirse y dejó el sonido del impacto recorriendo la habitación.

—Te voy a enseñar a ser una verdadera mujer —dijo mientras agitaba su mano en el aire. Si a él le había dolido golpearme solo imaginen lo que sentía yo en mi rostro. Y ahora multiplíquenlo por diez, e incluso así no tendrán idea de lo que sentía por dentro—. Yo siempre gano. No te compré ese día, pero era solo cuestión de tiempo. Te quise ese día, y te tendría aunque fuese lo último que hiciera con mi vida. Y ahora, te convertiré en una mujer del agrado de Ara y el rey. No abrirás la boca a menos que se te ordene, responderás solo a mi placer y no a los caprichos de tu carne, te someterás a mí, tu dueño y señor, cabeza del hogar. Y entonces, solo cuando seas un ejemplo… estarás completa. Sentirás la paz que nunca has tenido por andar persiguiendo el pecado. Cuando consigas que yo te ame tanto como te deseo ahora, ese día estarás completa.

—Ese día estaré muerta.

De nuevo me abofeteó. Pese a que era de esperarse, chillé y me llevé ambas manos a la cara. Tenía el rostro empapado, solo esperaba que mi llanto no hiciera tanto ruido como mi dolor.

—¿Dónde está tu fuerza, Vendida? ¿Dónde está ese odio altivo con el que me mirabas cuando me atacaste en mi propio hogar, delante de mis hijos?

—Aquí… —Mi voz salió apenas como un suspiro—. Aquí está, matándome.

Nunca había deseado tanto morirme como en ese momento, cuando recordé con crudos ejemplos que él era mi futuro, y todo lo que “él” significaba.

Vendida [YA EN LIBRERÍAS] [Sinergia I]Where stories live. Discover now