Capítulo 17

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17 | el nuevo significado de familia.




A EMMETT CULLEN LE GUSTABAN VARIAS COSAS EN LA VIDA: el fútbol americano, pintar, su familia, su fuerza, y
Sarah Dupont. Por esa misma razón, sus ojos dorados siempre la buscaban, como en aquel momento. Sus ojos podrían estar en cualquier otro lugar, pero se sentía en casa cuando la miraba. Sarah reía con Ava, y pesé a que tenía una sensación de celos hirviendo en su pecho por la mirada que el tal Aidan Saint le regalaba, no podía dejar que eso le afectase, porque verla feliz opacaba cualquier otra cosa. Callaba a aquel demonio dentro de sí que deseaba con desespero la sangre de todos allí. Le recordaba que alguna fue humano.

Sarah Dupont le recordaba que a pesar de todo, seguía allí. Y que era tan afortunado como para haberla encontrado.

La fiesta no había comenzado y ya era por definición, letalmente aburrida. Vio a varios cabecear por la música clásica que no les interesaba en lo más mínimo, o el estúpido video de la vida del esposo que se reproducía. Sarah poca atención le prestaba alrededor, se centraba en jugar con Ava, y cada tanto, enviarle una mirada que aunque ella no sabía, lograba que Emmett estuviera más cerca del cielo de lo que podía estar alguien como él. Jacob, por su parte, se había calmado y aunque, la presencia del otro les irritaba, los dos se quedaron tranquilos pero observando al que comenzaba a ser un muy carismático abogado. Bella era un caso aparte; le había preguntado algunas cosas más sobre Edward, pero Emmett respondió con la naturalidad que le caracterizaba, sabía lo que estaba pasando, pero no iba a decir nada. Le había prometido aquello a Edward, y había sido la única condición para quedarse mientras todos se iban. No iba a poner su estadía y cercanía con Sarah en Jaque solo para ayudar a Bella, aunque eso, le generase un malestar en la consciencia.

El ruido del micrófono hizo que todos prestaran atención al presentador, el cual, advertía que la novia estaba por ingresar el recinto. El esposo se elevó de su asiento —Y empieza el show...— murmuró Aidan.

Cuando Margot hizo acto de presencia en el parque, Sarah, la cual, había tomado un sorbo de vino tosió ante la impresión. Emmett le miró con preocupación y palmeó ligeramente su espalda, notando, que la mirada de la mujer no se despegaba del hombre que acompañaba a su hermana. La castaña observó con atención como su padre caminaba de la mano con su hermana mayor.

Su padre.

Sí a ese humano se le podía llamar así. La mirada gélida del hombre seguía justo como la recordaba, justo como el día en que la echó a la calle con una bebé en brazos sin importarle la lluvia, el frío, o los peligros de la noche. Sin importarle nada. Seguía teniendo aquella altura que le hacía sentir pequeña, pero aún así, no pudo evitar compararlo con Emmett, a su lado, su padre era una hormiga fácilmente aplastable. Sus arrugas envolvían unas facciones duras, sin un ápice de bondad. Ni siquiera sonreía en aquel momento en el que acompañaba a una de sus hijas a la mesa en donde la esperaba su  marido. Parecía que Margot se había olvidado de todo lo que le había hecho a ella también. Sarah llevo la mirada hacia su acompañante en cuánto sintió una mano helada y grande tomando la suya con delicadeza, entrelazó los dedos con los contrarios sin pensarlo demasiado, buscando, que aquello le diera seguridad.

Y lo hizo.

—¿Quieres que nos vayamos?

La preocupación era genuina en el rostro de Emmett, el cual, parecía poder leer sus expresiones con facilidad. Había notado incluso algo que ella no quería aceptar. Le tenía terror a su padre. A pesar de todos esos años, le seguía temiendo. Sarah negó —Solo...solo quédate conmigo—pidio en un susurro débil, casi vergonzoso. No tenía derecho de pedir eso, pero lo había hecho, y Emmett no dudó.

Guys my age [Emmett C, Jacob B]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora