Capítulo 23

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TODO ESO LE PARECIA UN MILAGRO, pero habiendo llegado desde la familia Cullen no le sorprendía demasiado. Acomodo mejor la caja entre sus manos antes de dar unos pasos para terminar de subir las escaleras, se detuvo frente a la entrada del apartamento observando como Emmett dejaba tres cajas apiladas sobre el suelo. Demonios, si que iba al gimnasio. Hizo ruido con su garganta y el hombre elevo su mirada hacia ella con interés. —¿Estás seguro del precio de este lugar? 

—Ya lo has preguntado veinte veces, y la respuesta no va a cambiar, linda. — el de cabello oscuro se rio antes de arrebatarle la caja de entre las manos y dejarla contra las otras. —No queda nada más, ¿verdad?

Sarah negó con la cabeza antes de poner las manos en su cintura y caminar hacia el centro de aquella cocina-sala observando hacia el ventanal que daba a la calle. Emmett le había confesado que un amigo de su padre el doctor Carlisle, había dejado recientemente ese apartamento en medio del centro de Forks, uno de los pocos edificios de cuatro pisos que habían construido en algún momento de los últimos años. Todo eso le iba como anillo al dedo, y además el precio era increíble pero cuando las cosas le salían demasiado bien, siempre dudaba. Ella no era de las personas que derrochaban suerte. —Eso solo que...—suspiro —Esta en el centro, ¿seguro que el amigo de tu padre no quiere subir el precio? Los apartamentos en zonas céntricas siempre salen más. 

Emmett sonrió y negó. —El precio esta bien, aunque si debes ir el lunes a la inmobiliaria a firmar el contrato por alquiler, quizás eso te haga sentir más segura de que no robe el apartamento y te lo done. — bromeo. 

—Lo sé, lo siento. — murmuro Sarah esbozando una sonrisa. —Solo estoy cansada y eso me pone más quisquillosa. 

Él se acerco, Sarah se sintió diminuta por unos instantes pero no en el mal sentido. Era como ser una flor protegida por las ramas de un árbol que se balanceaba lo suficiente para dejar pasar la luz del sol. —No tienes que disculparte por nada, Sarah. —aseguro. —¿Quieres ir a la fiesta de Alice hoy? 

Sarah hizo una mueca mientras observaba a su alrededor. —¿Crees que tu hermana me saque la cabeza si no voy? 

—¿Crees que la dejaría? — ambos rieron. 

—Mañana es la audiencia, me gustaría descansar. Además tengo que ordenar todo este desastre...

—Bueno, ¡manos a la obra entonces! 

—¡Oh, no no!— Sarah le detuvo sosteniendo la tela de su remera negra. —Ya me has ayudado demasiado, tienes que ir a la fiesta, es el último año  — murmuro. No quería que Emmett se quedara alli estancado un jueves por la noche solo para ayudarla a desempacar cajas, no cuando su hermana había organizado una fiesta, no cuando estaba terminando esa etapa de su vida que a ella le había costeado tanto sortear. —Además Ava debe estar por...

La mención de su sobrina pareció invocarla como si se tratara de una especie de demonio en miniatura que arrastraba a Leah del borde de su remera mientras esta batalla por mantener el equilibro —¿Quién carajos le compro esta cosa? —se quejo dejando aquella casa de muñecas gigante en suelo, le lanzo una mirada a Emmett cuando reparo en su presencia —¿Acaso no pensaste en que ocupa la mitad de la sala? —señalo el juguete. —¡Hasta podrían vivir alli dentro! 

—No seas tonta tía Leah, claro que no podríamos vivir ahí — le interrumpió Ava, Leah puso las manos en sus caderas. —Es para las muñecas —apunto la casita con ambas manos —¡Y no tiene baño! 

Sarah y Emmett rieron en voz baja mientras Leah torneaba ligeramente su cabeza. —¿Oíste? —pregunto el vampiro —No tiene baño, tendrías que hacer en un árbol como los perros...—Sarah no fue consciente del doble sentido de aquella broma. Seria imposible que Emmett conociera la naturaleza salvaje de su amiga. 

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⏰ Last updated: Jul 25, 2022 ⏰

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Guys my age [Emmett C, Jacob B]Where stories live. Discover now