Capítulo 21

5.4K 731 27
                                    





NO IMPORTABA CUANTAS VECES SARAH APRECIARA LA PUSH, siempre se iba a sentir igual de maravillada que la primera vez que puso sus pies en aquella arena de color oscuro. Aunque aquella primera vez había sido con Jacob y eso le provocaba un sabor agridulce en la parte posterior de su boca. Un recuerdo feliz cubierto por la melancolía de un corazón roto. Movió su cabeza hacia atrás para observar como Leah y Ava salían corriendo de la casa de la primera con algunos utensilios en las manos. ──¿Y eso?── indagó Sarah acercándose cuando tomaron asiento en la arena. 

──Vamos a construir un castillo── informó Leah, Ava chasqueo la lengua. 

──No, no. Castillo no, un fuerte para preparar el ataque...── aseguro. Sarah y la mujer loba intercambiaron miradas divertidas. 

──¿Qué ataque? ── indago Sarah. 

Ava hizo una mueca de obviedad. ── Lo sabrás cuando lo ejecute. ── pese a que quiso sorprenderse el hecho de su sobrina aprendiera con facilidad palabras complicadas no le exaltaba, aunque siempre era divertido de escuchar la forma frenética en la que las decía para no equivocarse. Siempre hacia énfasis en cada silaba. 

──¡Ya!── Leah le movió levemente con uno de sus pies antes de reír. ──Déjanos trabajar. 

Sarah elevó las manos en señal de rendición y continuo apreciando el panorama mientras su amiga y su sobrina se embarcaban en una aventura que estaba lejos del mundo real. Uno donde las mujeres construían imperios solo para derribarlos por diversión un tiempo después. En la vida real, ella no podia darse ese lujo. La castaña enfoco su mirada en su amiga, y sonrió inconscientemente puesto a no hace mucho ella había perdido a su padre; el señor Harry Clearwater, un hombre maravilloso que siempre hacia sentir bien a quienes rodeaban a su familia. Cada mueca de diversión que la loba le otorgaba a su pequeña sobrina la alejaba un poquito más de aquel torrencial de tristeza por el cual se había arrastrado. Leah era muy orgullosa para demostrar todo lo que sufría pero Sarah sabia verlo. 

Siempre podia ver detrás de las mascaras que su amiga usaba para no salir más lastimada. 

Elevó la nariz hacia el nublado cielo y cerró los ojos disfrutando de algo tan sencillo pero preciado como el viento helado y el sonido del agua cuando chocaba contra las grandes rocas de los acantilados que diferenciaban a La Push de cualquier otra playa. Donde el bosque se unía con el mar. Dónde uno podia darse cuenta de que realmente no era más que un punto en una extensa e interminable línea de vida. 

Aquel era el ultimo fin de semana que tenia para mudar definitivamente todas las cosas del apartamento. Pese a que había movido gran parte hasta la casa de Leah a sus espaldas, no podia quedarse alli mucho tiempo. No solo porque Seth les había tenido que ceder su habitación y sentía que lo estaba molestando aunque él dijo todo lo contrario, si no, también porque necesitaba estabilidad para Ava. Vivir de prestado no era lo ideal. No en su situación. La angustia de saber que quizás podrían alejar a la pequeña de su lado le había estado carcomiendo la razón los últimos días, y en las noches, no había logrado congeniar el sueño. Había recorrido el centro de Forks, las afueras, e incluso había rogado una prorroga de tiempo a los hijos de Jo, pero nada. Las opciones que habían para mudarse eran basura como alquilar una habitación en una casa de familia que no conocía, o quedaban muy fuera de su alcance monetario. 

Había pensado en Emmett, en menor medida, pero lo había hecho. No tenia noticias de él a si  ya casi dos semanas, pero al parecer toda la familia Cullen había desaparecido junto con Bella Swan, notó su ausencia en los salones de clases. En el único mensaje que Emmett le envió dijo que estaban en Italia, y que prometía volver con algún regalo para ellas. 

Él es el regalo, pensó Sarah, y en cuanto sintió sus mejillas calientes por la propia vergüenza que se dio a si misma, sacudió su cabeza con fuerza. 

Sabia que no estaba mal sentirse atraída por él, después de todo era un hombre de sueño: hermoso, alto, gentil, fuerte, que sabia escuchar y que le daba su apoyo en momentos difíciles, pero siempre que Sarah tenia algo lindo, sentía que no lo merecía. Sentía que no merecía las cosas buenas, las cosas lindas, aquellas situaciones y personas que le hacían feliz. 

Y terminaba arruinando. 

El sonido de su celular rompió con sus pensamientos y lanzo una maldición entre dientes cuando leyó el nombre de Aidan en pantalla. No le molestaba el hombre en lo absoluto, si no las noticias que seguramente vendrían de él. ──Hey── saludo con desgano. 

──¿No has arreglado tu asunto y por eso hablas como muerto?── pregunto él. Sarah bufó. Le había dicho como estaban las cosas apenas los hijos de su difunta inquilina le informaron su "desalojo".

──¿Todos los abogados son indiscretos como tú? 

El hombre rio con suavidad del otro lado de la línea. ──No. Solo unos pocos somos geniales. ──chasqueo la lengua ──Pasando a lo serio, no tengo muy buenas noticias...aunque tampoco son malas definitivamente. 

Sarah mordió la parte interior de su mejilla. ──Ya, suéltalo. 

──Tendremos la primer audiencia frente al juez el 15 de este mes. ── informo. Sarah contuvo la respiración ansiosamente. Era en menos de una semana. ──Aunque esté tema generalmente tarda más, no me extrañaría que mi hermano esté moviendo sus contactos...── pese a que no fui explicito, la castaña sabia que se debía al tema de dinero. Muy probablemente un pequeño soborno apuraba todo. 

Su animo decayó aun más con violencia, se giro con el celular contra su oreja mientras observaba a Leah y Ava jugar con la arena. Los ojos oscuros de su amiga le miraron de un segundo a otro, seguramente estaba oyendo. 

Cosas de lobos, pensó. 

──¿Ava? ¿Estas bien?── la voz del hombre la devolvió a la realidad. La castaña paso la lengua por sus labios y trago saliva. 

──¿Realmente...── tomo aire para expresar su preocupación ──¿Realmente crees que tengo una oportunidad? ── sabia que su hermana tenia todo: dinero, estabilidad, recursos...un marido. Pero no tenia lo que ella con Ava: un lazo. No conocía a la pequeña en nada. 

──No voy a negar que será difícil── él se sincero. ──Pero si, creo fervientemente en que la tienes. Este encuentro va a estar orientado a conocer a las partes, presentar la demanda y ver como esta Ava tanto económica como emocionalmente. Quizás tenemos desventajas por el tema de la estabilidad, pero has hecho un gran trabajo con ella: le va bien en la escuela, tiene un buen entorno social, se expresa correctamente, es feliz y está sana. En términos de maternidad, lo has dado todo. 

Sarah esbozo una mueca al oír aquello ──Gracias. ── susurro con sinceridad. Leah se lo recordaba constantemente pero oírlo de alguien que no era tan cercano a su entorno era de cierta forma más reconfortante como una palmada en la espalda. No era la mejor  pero lo intentaba. Siempre por ella. 

──Solo es la verdad. Recuerda seguir buscando un nuevo hogar, si sé de algo por el centro de Forks, te avisaré. ── informó Aidan. Sarah asintió y se quiso golpear cuando fue consciente de que no la estaba viendo. Termino por balbucear un si casi inentendible. Cuando estaba por despedirse, él hablo de nuevo. ──Sarah, no será un juego limpio...

Las comisuras de sus labios se elevaron en una sonrisa amarga. Conocía a su hermana, ella jamás había jugado limpio de todas formas. Si fuera una persona con el mínimo de moral no estaría haciéndolas pasar por eso. No estaría sometiendo a Ava a eso cuando realmente no era necesario. 

Margot creía que las personas eran objeto que podia poseer y manejar a antojo. 

──Lo sé. ── sus ojos observaron a Ava sonreír. Por un momento recordó a Emmett sonriendo de la misma manera. ──Pero ella lo vale. 











Guys my age [Emmett C, Jacob B]Where stories live. Discover now