Capítulo 10

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10 | confrontación




LOS OJOS CLAROS DE MARGOT SE MOVÍAN POR SOBRE EL PAPEL mientras Sarah tragaba saliva sentada en el sofá de la sala, el silencio las envolvía de forma tensa y en ese momento agradeció que Ava estuviese con Liz, la niñera, porque estaba segura de que las cosas iban a ponerse feas. La mañana estaba lluviosa, y aunque era un clima normal en Forks que a la castaña no le molestaba, ese día la hacia sentirse particularmente más depresiva. Su hermana mayor dejó su lujoso bolso sobre la mesa ratona con fuerza y la miró con furia. —¿Así que secuestras a mi hija ahora?— pregunto con burla. Sarah frunció el ceño. Margot había aparecido en la mañana tal y como lo había dicho pero su rostro se había transformado cuando Sarah la hizo pasar diciendo que no iba a llevarse a Ava lejos.

—No está secuestrada — afirmó —Soy su tía, y tengo su custodia provisoria — dijo sacándole el papel a la mayor.

—¡Es mi hija! ¡Yo...— el grito de Margot fue interrumpido por Sarah, la cual, estaba cansada de quedarse callada frente a los reclamos de la mayor. Ella no era una madre. Y estaba cansada de intentar ser compresiva con ella.

—¡¿Tú que?!— el gritó resonó entre las paredes —¡Me la dejaste y nunca volviste por ella! Yo la crié todos estos años...— dijo, Margot trago saliva —¡Me importa un demonio como estés ahora o con quien carajos te vayas a casar! Estoy en último año de preparatoria, tengo dos trabajos, no duermo en las noches, tengo problemas en la espalda, estrés, cuentas que pago con esfuerzo, y aún así me las arreglo para que Ava viva bien, no le falte nada y me encargo de sus cosas de colegio además de pasar tiempo de caridad con ella para que no sienta tu ausencia...— las lágrimas inundaron los ojos de la castaña y su respiración se hizo irregular. Ella había había sacrificado todo, incluso su adolescencia por criar a su sobrina, y Margot no iba a arrebatarle todo ahora. —Si alguien que no hizo las cosas bien aquí, no soy yo

Margot se mantuvo en silencio por unos segundos hasta que asintió levemente —Entiendo. Hagamos las cosas así si es lo que quieres...— dijo mientras tomaba el bolso nuevamente. Sarah frunció el ceño

—¿A que te refieres?— preguntó desconcertada. ¿Se había rendido? ¿No insistiría para llevársela? Una pequeña luz de esperanza se encendió en el interior de Sarah creyendo que se habían entendido finalmente. Ella no quería alejarlas, solo quería que Ava se adaptará a la idea de Margot como mamá. Pero esa luz se esfumó tan pronto como llegó dejando solamente un sabor agrio en su boca.

—Vayamos a juicio por la tenencia de Ava — soltó con naturalidad Margot antes de caminar hacia la puerta. Sarah la siguió.

—¿Estás loca?— exclamó —¿No tienes un poco de corazón o razón común?— pregunto mientras la detenía por el brazo con fuerza, Margot se zafó con brusquedad haciendo que Sarah se tambalease. Los ojos claros de su hermana se clavaron en ella pero lejos de intimidarla, le dieron asco. —¿Sabes todo lo que le puedes causar a Ava? ¡Cómo puedes querer exponerla a eso!— dijo.

—Yo no la estoy exponiendo, tú lo estás haciendo, no es mi culpa que hagas esto más difícil de lo que ya es...— dijo finalmente para desaparecer por la puerta. Sarah se quedó observando el blanco de la pintura mientras intentaba no ahogarse en llanto. No entendía como su hermana podía ser tan cruel. A ella no le importaba enfrentarse en un juicio pero Ava estaría en medio de todo eso como si fuese un pedazo de carne que dos perros desean con ímpetu. Y no saldría ilesa.

Sarah sacudió su cabeza cuando los pensamientos se le arremolinaron y miro el reloj. Ava estaría con Liz un par de horas más así que lo que debía hacer era hablar con el comisario Swan sobre lo que estaba pasando, necesitaba que alguien la ayudase. Cuando había tomado su abrigo la puerta sonó y cansada de discutir se dirigió a paso rápido para abrir la puerta —¿Te quedó algo...— detuvo su hablar cuando notó que el hombre moreno del otro lado distaba mucho de ser su menuda hermana. —Jacob, ¿que haces aquí?— pregunto. Jacob iba a responder cuando su rostro se transformó en una mueca y se metió sin permiso a la casa —¡Hey!— protesto la castaña. No quería lidiar con él en ese momento.

Era lo que menos necesitaba. Sin embargo, el lobo no pareció entenderlo.

—¿Quién estuvo aquí?— preguntó. Los pensamientos de Sarah se dirigieron rápidamente al armario con piernas Cullen y frunció el ceño recordando el olfato sobre desarrollado de su ex novio, aunque no sabía que Emmett tuviese un perfume particular. —¿Estuvo Cullen aquí?— pregunto, la vena del cuello se le marco.

—Si, si lo estuvo...— respondió, Jacob parecía estar a punto de perder completamente los estribos —Pero, ¿Qué demonios haces aquí si puedo saber?— pregunto.

—¿Porqué estás cerca de él?— el pelinegro le respondió con otra pregunta logrando poner de sobre mal humor a la castaña. —¿No te pedí que mantuvieras alejada de él, de ellos?— exclamó con furia.

Sarah rodó los ojos —No tengo tiempo para esta mierda... — rugió antes de salir por la puerta sabiendo que Jacob la iba a seguir. Viejas costumbres.

—¡Sarah!— la llamo el lobo tomándola del brazo, la mujer se giró con rapidez quedando frente a frente.

—¡Suéltame, con un demonio!— se soltó de forma brusca del agarre de su ex y le miró colérica. Jacob suavizó su expresión pero el olor a muerto que había en todas partes lo irritaba de sobre manera; el no podía protegerlas allí. Y aunque sabía que la había lastimado con sus acciones, Sarah era una parte fundamental de su vida que no estaba dispuesto a perder. —Margot quiere llevarse a Ava y eso es un problema mucho más grande que tus estúpidos delirios de ex novio psicótico — informó, Jacob elevó las cejas sorprendido.

—¿Porque no me dijiste? Puedo ayudar —murmuro el moreno.

—No, no puedes. — respondió de forma seca la mujer — ¿Te importaría molestarme en otro momento?















Guys my age [Emmett C, Jacob B]Where stories live. Discover now