Extra: La búsqueda (3)

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Solo quedaba esperar a Mingjue, esperar que salga sin herida alguna, pero la espera lo inquieta. Desde hace una hora desde la caída de Fu Chongyi y la posterior captura de los cómplices acabando con la mayor de sus preocupaciones.

Sin embargo, Nie Mingjue no ha salido ¿Ocurrió algo? Empezó a sentir el corazón latir demasiado rápido, el temor de pensar en los mil escenarios posibles de lo que le habrá sucedido.

Fue calmado rápidamente por Lan Xichen tomando su hombro y diciendo – El estará bien, no debes preocuparte –

Sera eso posible calmarse cuando su prometido aún no ha salido por esa gran puerta, no lo creo. Solo desvió la mirada sin responder.

Por el rabillo del ojo capto algo que lo intrigo levemente, una mirada de enojo y molestia dirigida a su persona, pero no le tomo importancia en ese momento tenía algo más importante en la cabeza.

- Xichen – Jin Guangyao temía lo peor y con los nervios a flor de piel opto por lo único que podía hacer en ese momento – No tardare – Sin esperar respuesta tomo una pequeña arma y corrió dentro de aquella enorme casa, ignorando la voz de todos.

- ¡A-Yao vuelve! – Lan Xichen grito varias veces en vano.

En ese momento lo que más le importaba era encontrar a su prometido, puede que haya encontrado algún problema y si eso era verdad debía encontrarlo. Conocía bien el lugar, bueno, recordaba la mayor parte de las habitaciones, el lugar desolado y silencioso solo incrementaba sus nervios.

Recordó aquel calabozo frio y húmedo en el sótano del lugar y pensó que posiblemente Mingjue encontró el camino decidido a liberar a cualquier rehén que estuviera ahí, siempre dando esa imagen de hombre fuerte sin miedo alguno.

Se acercó rápidamente a la zona de calabozos, siempre le había parecido exagerado y de muy mal gusto, pero ciertamente le quedaba muy bien con la locura de Fu Chongyi.

Sus pensamientos de detuvieron cuando a la distancia escucho murmullos poco entendibles. Se acercó sigilosamente y vio finalmente frente a él ah Nie Mingjue de cuclillas frente a uno de esos calabozos libero un suspiro silencioso y más calmado dio un par de pasos, deteniéndose en seco cuando sus ojos se enfocaron en la tela impidiendo la salida de sangre.

Abrió aún más los ojos cuando a sus oídos le llego una voz inolvidable, una que juro jamás volver a escuchar y no porque no quisiera, digo no quiere, pero aun así no pensaba volver a escuchar la odiosa voz de su padre hablando con su prometido contando aún más detalles que callo en su momento por miedo a la reacción de su amado Mingjue.

- Mingjue... - Hablo acercándose rápidamente, de cuclillas acunando con ambas manos al rostro de Nie Mingjue quien lo vio con extrañeza en la mirada.

- No habíamos quedado que me esperarías a fuera – En voz baja Nie Mingjue respondió dando una leve sonrisa, ambos ignoraron por completo a la otra persona que se encontraba aun cautiva.

- Estas herido y aun así tienes la osadía de decirme eso – Rodeo con ambos brazos el cuello del otro, sintiendo alivio en aquel instante.

- Lo lamento – Recordó las últimas palabras dichas antes de entrar a qué lugar, sin embargo, son cosas del oficio, no es la primera vez que sale herido, además no era algo de gravedad.

Separándose de aquel cálido abrazo se vieron directamente a los ojos, capturando en ambos la ternura de un reencuentro que pareció eterno, aunque solo hayan pasado un máximo de dos horas. Pero quien no se preocuparía por su odioso y mimado prometido para que lo abrace durante las noches.

Acercaron sus rostros lentamente para perderse momentáneamente en los labios del otro, pero fueron interrumpidos por un hombre que aclaro su garganta recordándoles que aún se encontraba presente.

Siempre TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora