Capítulo 18

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Un halo de luz que se coló por la ventana dio de lleno en su rostro. Seungwan arrugó los ojos intentando evadir la molesta sensación, mientras se acomodaba nuevamente sobre aquel colchón en el suelo en la habitación de Yerim, sin embargo, como solía sucederle, cuando podía darse el tiempo de dormir un poco más, su cuerpo no estaba por la labor de concederle más descanso.

Abrió los ojos con pesadez. Se encontró mirando hacia el techo, dando su mirada de lleno contra un poster casi tamaño real de Ariana Grande. Yerim no exageraba cuando decía que amaba a esa cantante. Su habitación era prácticamente un santuario a aquella artista.

Se levantó y estiró su cuerpo adolorido. Dormir en el suelo no había sido una buena idea, no obstante, Kim Yerim aún estaba bastante indispuesta y necesitaban vigilarla de cerca. Ante este pensamiento, miró a las dos figuras que yacían sobre la cama de la castaña. Sooyoung dormía con Yerim abrazada a su cuerpo. Ambas se veían tan tranquilas que no pudo evitar embozar una sonrisa.

Otra historia se contaba en la sala del departamento, donde Seulgi había monopolizado el lugar en un mar de almohadas y frazadas revueltas alrededor de su cuerpo. Sabía que su amiga tenía esa forma desordenada de dormir. Ahora la idea de haber dormido en el suelo le pareció bastante más aceptable.


—Café... Panqueques —gruñó Seulgi, casi adormecida sobre la barra de la cocina.

—Sí, sí, ya voy —dijo Seungwan, mientras preparaba el desayuno para todas —. ¿Podrías despertar a Joy? Yeri tiene que seguir durmiendo —pidió, recibiendo una sonrisa pícara de parte de su amiga —. ¿Qué?

—¿Por qué no vas y la despiertas con un beso, príncipe Seungwan? —preguntó burlonamente, provocando que la rubia se sonrojara ligeramente — ¡Ay, por Dios, era solamente una broma! ¡¿Lo pensaste seriamente?!

La risa de Seulgi fue tan estridente e incesante que un buen despertador sería mucho menos efectivo. Seguro despertaría a todo el edificio.

Seungwan se quedó callada ante lo dicho por su amiga. La imagen mental que se había hecho por lo mencionado por la pelinegra, había sido tan gráfica que se avergonzaba de sí misma: volver a besar a Sooyoung, no sería una mala idea. Lo había estado pensando desde hace días.

—¡Maldita sea, Seulgi! ¡Ya cállate! —El grito de Yerim se escuchó desde la entrada de la cocina —. No me siento bien.

—Yo no te obligué a comerte todo ese pollo, Yeri —dijo la pelinegra encogiéndose de hombros.

La menor hizo una mueca de asco, recordando la noche anterior, cuando había destruido su flora intestinal con la comida y el alcohol. Le echó una mala cara a Seulgi y le dio una mirada lastimera a Seungwan quien la observaba preocupada.

—Unnie... —murmuró acercándose hasta la rubia, abrazándose a su cintura — No quiero ir a clases —dijo al tiempo que ocultaba su rostro en el cuello de Seungwan.

Se escuchó un: «Qué mimada», por parte de Seulgi, quien se ganó una mala mirada ahora por parte de su mejor amiga.

Seungwan le pidió a Yerim que volviera a la cama, prometiéndole volver en la tarde para saber cómo se encontraba. La pequeña Kim volvió a su habitación sin antes pasar a darle un empujón malintencionado a Seulgi.

—Es menor que nosotras, Seul... Compórtate —pidió Seungwan, dejando delante de ella el desayuno de la pelinegra. Seulgi solamente rodó los ojos.

—Si eres como su madre, Seungwan, entonces... ¿Joy es su padre? —preguntó con una sonrisa traviesa, volviendo a hacer que las blanquecinas mejillas de la rubia se colorearan.

Si quieres abrazarme solo dilo. [Wenjoy]Where stories live. Discover now