XII: Planteamiento

8 3 0
                                    

Los días habían transcurrido rápidamente. El estar con mi madre hizo que dichos días fuesen más agradables. Ya la echaba mucho de menos y, volver a tenerla cerca, no tiene precio.

Salí un par de veces por las calles. Pasaba frecuentemente por la estación, únicamente para observar. Quizá podría verte de nuevo por esos lados, no lo sé. Nada perdía con intentarlo. Tristemente, los intentos eran en vano. No te volví a ver desde esa tarde, donde estábamos sentados observando las grandiosas olas del mar y charlando de cualquier cosa, siendo unos completos desconocidos. La química era inmejorable.

Me he planteado varias preguntas:

¿Cómo es tu nombre? Desconozco el motivo por que nunca llegué a preguntárselo. Era muy necesario en mí. Debía saber cómo se llamaba la chica que me robó la atención nada más pisar esta ciudad.

¿De dónde saliste? Es cierto que no he venido muy frecuentemente, pero veces anteriores he estado acá y jamás noté a alguien como tú. Y claro, esto refiriéndome a que es bastante fácil que llames la atención. Tu tez, tu color de cabello y tus peculiares lecturas. Creo que pude haberte notado hace meses o años, pero no. Nunca te había visto.

¿Qué eres? La conexión que sentí al solo pronunciarte una palabra, fue algo inimaginable. Jamás me pasó por la mente querer charlar cada vez más con una desconocida. Había algo que me impulsaba a no dejarlo. Algo megaextraño.


La Estación | Una historia de desahogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora