II: Ayuda

23 3 0
                                    

La lluvia continuaba cayendo incesantemente

¿Y ahora qué hago? Estoy debajo de un techo notablemente inestable, esperando a que la tormenta haga un intento de cese. Pensé en ir hacia esa casa de madera que no está tan lejos, pero el resfriado iba a estar asegurado si tomaba esa decisión.

¿Qué hago? ¿Debería llamar a mamá y decirle que ya estoy aquí? ¿Por qué no me compré el Rolls-Royce cuando pude?

     — ¡Hey! —me saludó un hombre que pasaba con su paraguas—. Está lloviendo en toda California, ¿eres de los turistas que no ven las predicciones del clima? Ya que no veo tu paraguas y... bueno, ya sabes.

     ¿Ah, sí? 

     Mi cara no era precisamente de diversión.

     —Solo me acordaste a mi yo de hace cinco años —prosiguió—. Vine acá por mi trabajo. También llovía y justo no cargaba paraguas. Pero supuso el inicio de algo genial.

     ¿Este es el momento donde me cedes tu paraguas como buen ciudadano californiano? 

     — ¿Algo genial? —solté yo. Fue inercia porque yo... no quise. Bueno, sí.

     —Conocí a mi esposa, sí. Mientras trabajaba, la vi. Fue amor a primera vista. Desde entonces, salimos y estamos casados desde hace un año y medio.

     Sentía su alegría. Un chico (de aproximadamente 27 años) felizmente casado con el amor de su vida, a quien conoció en un viaje a San Francisco, California. ¿Qué probabilidad de que me ocurra a mí también?

     0 probabilidades, probablemente.

     — ¡Ah! —extendió su brazo—. Alejandro Jungle. Encantado.

     Alejandro Jungle. Buen nombre de, seguramente, arquitecto. Pero ¿por qué siento que te veré de nuevo? O no, mejor dicho, sabré de ti otra vez. 

     —Matteo Ribbers. Un placer. —Estreché su mano.

     Alejandro detuvo un taxi y me entregó su paraguas. También dijo que nunca olvidara volver a dejárselo en casa, luego de saber que toda California estaba lluviosa. Se despidió y se fue.

La Estación | Una historia de desahogoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt