XVI: Pizzería

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Salí a averiguar los mejores sitios para comer pizza. Claro, esto gracias a mi madre, quien me indicó (según su experiencia) los mejores lugares. Y ese era mi plan de hoy, investigar para una posible salida con la chica acertijo. Obvio, imaginando una salida. Nada era seguro.

En el camino hacia la segunda parada, me encontré con un viejo conocido.

     — ¡Hey! —me saludó. No me había percatado aún—. ¿Adónde vas con tanta prisa?

     Al girarme, noté que se trataba de Alejandro Jungle. Sí, el chico que me salvó la vida el primer día que arribé en California.

     Lo saludé con mucha amabilidad y le dije que mi destino es una pizzería cercana.

     — ¿Pizzería? —soltó, luego miró hacia su izquierda—. ¿Ves aquel establecimiento? —Indicó con su dedo índice un sitio algo alejado, pero notorio.

     Me comentó que en dicho lugar hacían las mejores pizzas del mundo, según su amplia experiencia. Que era la pizzería favorita de él y su esposa.

     —Me haría ilusión que llevaras a tu acompañante allí —continuó.

     —Muchísimas gracias, Alejandro. De verdad, creo que optaré por ese lugar.

     Alejandro sonrió al gesto y se despidió porque su esposa le necesitaba. Yo, sin pensarlo dos veces, fui adonde él me indicó.

La Estación | Una historia de desahogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora