Un día de madrugada decidí hablar con Travis y Ryan por vídeollamada. Debía hablar de esto con ellos. No podía quedarme callado.
Mientras esperaba la aceptación a la invitación para la vídeollamada, me preparaba un café para poder aguantar un poco más.
— ¡Hermano! —saludó Ryan—. Acá ya es de día, por si te interesa. Estoy desayunando. Ah, y no te preocupes. Actualmente estoy solo, así que charlemos sin problemas.
Me reí y le contesté que esperáramos a Travis, que donde él estaba también era de madrugada. Al cabo de unos minutos, apareció el chico de tez morena.
— ¡Hey! —dijo—. Lamento la demora, no hallaba los AirPods. Podemos empezar.
Y comenzó la charla. Los puse en situación.
—Quizá sea el mismo sentimiento que yo obtuve cuando entablé conversación con Marián, por primera vez —comentó Travis.
A Travis le costó mucho poder pronunciar alguna palabra delante de Marián, la chica que llegó a volverlo loco.
—Combinado con la buena química y sensación que me transmite el estar cerca de Rowan —añadió Ryan—. Creo que es una buena señal, Matteo. Es decir, aún debes conocerla más a fondo. No sabes ni su nombre. Pero, queremos decir, que lo primordial es que ambos sientan deseo de hablar y conocerse. Y lo está.
También mencioné que había pasado varios días sin volver a verla. Podría ser mala señal.
—Cuando menos te lo esperes, la volverás a ver. Créeme que es así —animó Travis—. Además, están en la misma ciudad y, quizá, en el mismo vecindario pero aún no te has enterado.
Pensé mucho en ello. Quizá la chica pelirroja siempre ha estado en el mismo vecindario y yo jamás me di cuenta. Debía averiguarlo.
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La Estación | Una historia de desahogo
RomanceMatteo, un chico tímido y con grandes aspiraciones a convertirse en traductor, decide ir de visita a casa de su madre en San Francisco, California. Al llegar y salir de la estación de tren, la fuerte lluvia provocó que el chico se resguardara en una...
