XXVIII: Moja punca in moj terapevt

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Mañana sería la segunda cita con Alejandro Jungle, mi amigo y terapeuta. Ambos sabíamos sobre la increíble mejoría que he tenido estos meses, pero es aún más notorio en las hojas donde se redacta mi evolución emocional.

California poseía el don de amar con solo mirar, era indescriptible. Pasaba más tiempo en mi casa que en la suya, y eso me tenía muy enamorado. Y era precisamente por la atención que estaba brindándome.

Los mejores besos y abrazos, las mejores pláticas, la mejor compañía, el mejor sexo. Había creado su propio pedestal en mi mente y, claramente, ella misma se había subio a él.

     —Mañana la cita es a las ocho de la mañana —me comenta ella. 

     La miro asombrado.

     — ¿Cómo sabes? —pregunto, sonriente. Todavía no se lo había comentado.

     Respondió que casi el 100 % de los terapeutas sanfranciscanos citaban a esa hora.

La Estación | Una historia de desahogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora