XXVII: El interés cautivador de una chica cautivadora

6 1 0
                                    

California se preocupó por mí luego de contarle sobre mis problemas anímicos. Se hallaba en mi casa, sentada en el sofá del salón junto a mi mamá y abuela. Yo estaba en la ducha. Pensé en lo que estaba ocurriendo desde que llegué a esta ciudad, y no me lo creía. Ni siquiera Ryan o Travis, aunque, obviamente, ambos se alegran enormemente de verme así de feliz.

Decido salir de la ducha, ponerme algo de ropa y salir al salón. Estaba nervioso.

     — ¡Al fin! —dijo mi abuela, indiscretamente—. ¡California casi se marchaba de la impaciencia!

     Nos reímos. California aún sentía pena por este tipo de chistes.

     —Pasa.

     Entramos a mi habitación. Siempre es buena idea que tu visita pase a tu dormitorio, claro que sí. Y más si estás enamorado de ella.

     — ¿Cómo sigues? —quiso saber. 

     Sonreí y no supe qué responderle. Ella me miraba, acto seguido, me besó.

     —Estoy bien —contesté—. Mejor que meses anteriores.

Me cuestionó sobre mis citas con el terapeuta, quería informarse bien sobre mi tratamiento. También se comprometió a visitarme cada vez que el trabajo se lo permitiera. Además, me habló sobre los sitios hermosos que deseaba enseñarme.

Y nos besamos bastante rato más. Era incesable. Fascinante. Encantador.

La Estación | Una historia de desahogoWhere stories live. Discover now