Capítulo 18

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Keshia Miller

Nunca llegué a pensar que el sexo oral se disfrutaría tanto. En lo personal, lo sentía como algo tan íntimo y que no se hacía con cualquiera... El hecho de que Zabdiel lo hiciera todavía me llenaba el estómago de mariposas.

—Te noto muy pensativa.— murmuró María mientras se dejaba caer en la arena—. Es muy temprano para tener que partirle la cara a un magnate, ¿tú que dices, María?

—Confirmo, a mi hasta respirar me da pereza así que ni te imaginas lo que será tener que golpear a un hombre.— dijo encogiéndose de hombros—. Aunque siempre podemos hacer una excepción...

—No tenéis que romperle la cara a nadie.— les hice saber mientras negaba con la cabeza—. Simplemente me siento diferente.

—¿Por algún motivo en especial?

Tomo una profunda respiración antes de volver mi mirada a ellas y encogerme de hombros.

—Creo que me estoy enamorando.— confesé lo que tanto temía decir en voz alta.

Ellas se miraron entre sí antes de reír.

¿Cual era el chiste?

—Nena, ¿lo crees?— se burló.

—Yo digo que es muy obvio.— apoyó.

—Chicas, esto es en serio.— murmuré cruzándome de brazos.

—Nosotras también estamos hablando en serio.— dijo María poniendo los ojos en blanco—. Cuéntanos, ¿por qué crees que estás enamorada?

Creo que la pregunta correcta sería: ¿cómo diablos no iba a estar enamorada de él?

Era el hombre perfecto en todos los aspectos de la vida, no es como si conociera a demasiadas personas pero estaba segura de que nadie se compararía a Zabdiel de Jesús.

—Me gusta físicamente...— empecé diciendo.

—¡Normal, a mi también!— exclamó María mientras alzaba sus brazos—. Quiero decir... Chica, ese hombre es puro fuego.

Me es inevitable reír, la verdad sea dicha. Su atractivo no pasaba desapercibido para nadie, era guapo y cualquiera que lo mirara tenía que admitir que ponía mucho.

Era alto, estaba casi segura de que rondaba el metro noventa, de cerca impresionaba todavía más e incluso podría llegar a ser intimidante.

—Prosigue, María mantendrá la boca cerrada.— dijo rodeando los ojos.

—Bien, pues es muy guapo... Y además es una gran persona.— respondo–. Quiero decir, es atento, divertido y me hace sentir muy bien.

—Te hace sentir muy bien...— murmuró divertida María—. ¿Es bueno con la lengua, con las manos o la tiene grande?

—¿Qué?— pregunté anonadada mientras mis mejillas ardían.

—¡Oh, por Dios! Te has puesto roja, tal vez es una jodida combinación de las tres cosas.— dijo María totalmente maravillada—. Definitivamente es el hombre perfecto.

—Si, chica, te has conseguido un hombre que vale la pena.

—No me he conseguido nada porque no es mío y no lo será nunca.— dije, la verdad siempre dolía pero era mejor así a que me ilusionara por algo que nunca pasaría—. ¿Magnate y chica pobre? No, no pega.

—Claro que pega, ¿es que acaso no lees esos libros clichés donde los protagonistas son tan para cual?

—Tú lo has dicho, son personajes ficticios...— respondí—. Por algo leemos libros, para escaparnos de la realidad.

—Es la realidad es una mierda.— murmuró María.

—En eso estoy de acuerdo.— la apoyó su amiga—. Nuestra realidad lo es, la tuya no... Te acuestas con un magnate, todo es una fantasía en eso.

—Pero esa fantasía se terminará en cuanto abandonemos Skopelos... Y no quiero seguir alimentando mi flechazo por él, sé que me romperá el corazón.— dije haciendo un puchero.

—No lo hará. Un chico al que le han roto el corazón no va por ahí rompiendo corazones.

—¿A él le han roto el corazón?— cuestioné alzando mis cejas.

¿Qué persona que estuviera bien de la cabeza haría semejante cosa?

Zabdiel era un amor, nadie podría hacerle daño a un ser como él.

—Hace unos cuantos años... Salió en todos los periódicos y en los canales de televisión.— dijo María sacando su teléfono del bolsillo, tras teclear durante unos segundos me lo extendió para que viera la roto de la pantalla.

—Ella era Katherina García... Se encargó de hundir al magnate en tan solo un año.— relató—. Fueron novios en el instituto, se separaron porque la vida les dio caminos muy diferentes pero finalmente volvieron a coincidir. Comenzaron a salir como si nunca antes se hubieran separado y...

—¿Y?— pregunté impaciente, no podía con tanta intriga.

—Ella se acostaba con otros empresarios mientras Zabdiel llevaba al pico en su carrera, mientras él se convertía en magnate ella se burlaba en su cara... Roi Merino y Ricky Méndez fueron sólo algunos de sus amantes.

Creo que el segundo me sonaba, no tenía muy buena reputación. Lo poco que había escuchado de él era que se había divorciado de su mujer y que la había dejado com su hijo, decían las malas lenguas que ella le era infiel desde incluso antes de que el niño naciera y que debido a eso él la maltrataba.

No era excusa para ser un hijo de puta... Pero al fin y al cabo solo eran rumores.

—Katherina se le insinuó a alguno de los magnates pero estos no quisieron saber nada, disque tuvieron problemas después porque Zabdiel pensaba que las cosas habían sido al revés...

—¿Y como terminó todo?

—Ella hizo una rueda de prensa para burlarse, Zabdiel se encontraba en una reunión importante con algunos socios de Rusia y cuando salió se encontró a todos los periodistas en la salida... Ya te imaginas el mal momento que pasó.— dijo encogiéndose de hombros—. Se retiró del mundo durante un par de meses y cuando volvió lo hizo más poderoso que nunca.

—Vaya, ella verdaderamente era una hija de puta.— dije todavía impresionada por el relato.

—La verdad es que si, su carrera se fue a la mierda pocos meses después... No sé qué habrá sido de su vida.

Yo ni siquiera sabía de su existencia...

Lo que más me jode es saber que Zabdiel había sufrido por una chica como ella, él definitivamente no se merecía algo así.

Magnate De JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora