Luz y Tinieblas

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Bueno... Nadie dijo que el 14 de febrero todo tenía que ser color de rosa, no?

Pido perdón si a alguien le parece muy duro o algo... O muy malo que también...

Capítulo IV: Luz y tinieblas

-Tranquila – le sostuvo el cabello a la otra mujer que luchaba contra las ganas de soltar hasta las tripas por la boca. “Típico”, pensó mientras la veía cambiar las náuseas por las lágrimas – Es normal, el primero es el peor.

-¿Cómo puedes…? – Sophie volvió a sollozar y se tapó la boca asqueada y crispada, todo al mismo tiempo - ¿ Cómo puedes ver esto de una forma natural?

-Es la guerra, Sophie, aquí “esto” ocurre continuamente – la soltó y la empujó a incorporarse – puede que el primero sea el más difícil, pero luego simplemente vuelve a ocurrir y ya no lo sientes tanto, te preocupas por evitarlo lo máximo que puedas con tus habilidades – Maite se encogió de hombros – al final del día pierdes la cuenta y al siguiente ni siquiera intentas contar.

Se fue alejando de su amiga con la idea de continuar con sus actividades, pero esta la interrumpió.

-Pareces tan diferente a la artista que supe conocer, tan insensible…

Maite se giró a verla y su mirada le causó una sensación de frío, de ausencia. De oscuridad. Como si Sophie estuviera mirando a una desconocida.

-Aquí soy la enfermera, no la artista – concluyó simplemente.

No sabía cuánto iba a pesarle en el futuro ese cambio de rol.

Se deshizo de la sensación de fatiga que le causó el comentario porque ¿para qué iba a detenerse a pensar en ello? Había cierta falta de pragmatismo en pensar en ello desde su manera de ver las cosas. En este pequeño mundo al que llegaban muchos en muy mal pasar y otros en peor estado, lo que valía era tener precisión, instinto y sangre fría. Empatía la justa para devolver una palabra amable a un convaleciente, pero no podían quedarse pegadas a nadie en particular. Entendía a Sophie, la primera vez era la peor. La primera vez perdiendo a un soldado, a un paciente era un punto de inflexión.

Al principio, te colocan a tareas menores para que pilles experiencia. A medida que ganas de ello y pierdes temor, el asunto se vuelve más peliagudo hasta que un día sucede. Tus manos no alcanzan y tu experiencia menos, toda tu buena voluntad recibe un golpe a su ego y allí te quedas, frente a la evidencia agonizante de que eres insuficiente para este menester. De que da igual si lo intentas o no, o cuánto lo intentes, da igual que sufras por lo que le depara el destino a esa alma y a la tuya. Lo que tiene que morir, va a morir. Es como aquello que no está destinado a nacer, simplemente no nacerá. Hay que aprender a afrontarlo y ser valiente para seguir viviendo a pesar de esa carga. Lastima no darse cuenta que el riesgo de un pensamiento tan desesperanzado es poder morir uno mismo. No físicamente. No. Otra clase de muerte. Aunque ella ya había llegado con la mitad de su vida sesgada a la batalla.

Recordó la primera vez que perdió a un herido. Un pelotón llegó muy maltrecho y había soldados maltrechos por montones. La sangre, el barro, los uniformes ajados y algo desteñidos, húmedos, el frio que se colaba por la puerta. El rojo que, para su disgusto, ella comenzaba a ver más opaco cada día, más sin vida. Bienvenido daltonismo selectivo que la tenía prisionera desde hacía algún tiempo, sin percibir los colores de la misma manera. Quizás como mecanismo de defensa, quizás como un síntoma de un trauma peor.

Un muchacho herido de bala terminó a su cuidado.  Lo supo más tarde, pero la jefa de las voluntarias se lo asignó porque sabía que no había nada que hacer más que acompañarlo en sus últimos momentos, pero ella, incauta y esperanzada, con toda la voluntad del mundo lo intentó. Estaba allí para tratar de aliviar, para curar si le permitían su experticia y el destino. Y eso fue lo que hizo hasta el final, hasta la última mirada agónica y agradecida que le regaló el joven al que tuvo que ver morir. Al que tuvo que cerrar los ojos cuando dejó de respirar. Uno cuya madre, cuyo padre, cuya familia se había quedado sin una pieza para siempre.

RenacerWhere stories live. Discover now