Renacer

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Bueno, he aquí el que oficialmente es el capítulo final de esta historia. El que lo cierra de alguna manera y lo abre de otras. Nos quedan dos epílogos por venir y estoy muy ansiosa por saber lo que les parece ESTE capítulo y los PROXIMOS también. Puede que los adoren o puede que ni ahí. Son cosas que aparecen en mi mente y que quiero compartir. 

Espero que les guste este Renacer en Renacer #Maitino

Capitulo XVII: Renacer

Maite abrazó a su tío con mucho sentimiento. Sus pertenencias estaban ubicadas en el coche que la llevará al tren y a París. No son muchas cosas las que debe llevar de aquí para allá, la mayor parte se marchó la semana anterior. Como sus cuadros que ya estaban siendo ubicados por su querida amiga Sophie en el espacio que le fue entregado en La Sorbona. Era ella quién se estaba encargando de que todo estuviera en orden para la exposición que la esperaba en unas semanas. Luego, los cuadros que, excepto uno eran para el gobierno francés, se enviarían a diferentes sitios hasta que Paris los recuperara y los tendrá a buen resguardo. Porque dado que la gran guerra había concluido, por fin, y la ciudad permanecía intacta de los bombardeos: ¿Qué mejor lugar que ella misma para su obra? ¿Cuál era la probabilidad de qué una situación tan atroz se repitiera y fuera aún más devastadora? El hombre aprende de sus errores o eso creía ella.

-Tío, gracias por todo. Por su hospitalidad y su compañía.

-Hija mía, ni lo digas. Eres mi familia y he aprendido que eso va por delante de todo lo demás – aseguró dándole un apretón cariñoso – prométeme que te cuidarás.

-Por supuesto, tío.

-¿Le has dado tu nueva dirección al Doctor Rodríguez Laporta? – preguntó el hombre.

-Sí, lo he hecho. Tenemos un acuerdo, me ha dado un diario para que escriba y le envié mis pensamientos y, además, vendrá a verme – comentó la pintora – dice que es lo mínimo por su paciente. Aunque estoy convencida que también le interesa viajar un poco – sentenció divertida.

-Espero, sobrina, que nos escribas. Cuando el tren llegué a Paris envía un telegrama a tu tío, por favor – Una novedad. Susana volvía a ser la tía Susana y ella la sobrina. Al parecer, la medida de tolerancia mínima de su tío había surtido efecto de corto plazo, al menos. La mujer había vuelto a casa a pedir perdón por su poca empatía y a mostrar su interés por ser esposa o tía, primero que vecina.

-Lo intentaré, tía Susana – lo dijo y le sonó muy antinatural, pero quiso llevar la fiesta en paz. A ver cuánto duraba todo aquello. Bueno, con ella fuera del día a día de la pareja, seguro volvería a la absoluta normalidad del cotilleo y la apatía. Puede que con más sutileza, eso sí.

Rosina y su marido también habían venido a decir adiós. Uno más comedido y menos entrometido que la otra, por supuesto.

-Querida, estaremos atentos a las noticias sobre su éxito en Paris – le dijo la mujer – cuando hay un vecino que es famoso es algo que hay que comentar.

Maite aguantó la sonrisa de diversión y sólo asintió.

-Gracias por visitar, Maite y le deseo muchos éxitos – ofreció cortésmente Liberto- vuelva a Acacias cuando quiera.

-Lo tendré en cuenta, me voy de este barrio de una manera diferente y creo que la visita a su manera ha sido sanadora – observó que Felicia se acercó al grupo con un paquete en las manos – y hablando de diferencias...

-No se marcharía sin despedirse, ¿verdad? – Felicia le pasó el paquete – tomé, Maite, para su viaje – la morena descubrió los hojaldres recién hechos – hay una buena cantidad, pero procure no esperar para comérselos, son mejores durante el primer día.

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