Hanna
— Tengamos una cita.
Dejo de mirar los vestidos y me giro hacía la entrada. Él me mira con una sonrisa y dejo de mirar su rostro para concentrarme en su cuerpo húmedo por la ducha que acaba de darse.
— Te afeitaste. — Avanzo hacía él acariciando su mandíbula suave.
— Anoche te quejaste de que picaba. — Susurra y sonrió sin poder evitarlo.
— Si, pero te veías cómo un sexy leñador, ¿Sabes? — Acaricio su pecho duro y bajo mi mano por su abdomen deslizando mis dedos hacía el camino oscuro que lleva al tesoro escondido bajo la toalla.
Se da cuenta de mis intenciones y toma mi mano llevándola a su hombro obligándome a alzar la mirada.
— Necesito una respuesta.
— ¿No necesitas que me arrodille? Creo que esa necesidad me gusta más.
Adrien me mira sonriendo de lado.
— ¿Quieres seguir, cielo? ¿No fue suficiente para ti una noche de reencuentro? No creo que puedas caminar si seguimos.
Niego sonriendo y rodeo su cuello apegándome más a su cuerpo.
— Solo tendré suficiente de ti cuando ya no se te pare más.
— Eres tan cruel, Hanna Morgan. — Ríe y junta nuestros labios con cariño, mientras sus manos bajan a mi culo y tira del elástico de mi tanga para luego soltarlo contra mi piel.
»— Por eso tendremos una cita, paso por ti a las ocho a la Torre Millennium.
— Penthouse, ya me mudé a él.
— Pasó por ti a las ocho al Penthouse entonces.
Deja un beso en mi frente y luego entra al armario al otro lado de la habitación. Frunzo el ceño apoyándome en el marco de mi armario.
— ¿Qué somos? ¿Adolescentes? A las diez o no voy.
— Ocho o... — Deja caer la toalla con una sonrisa pícara. — Nada de esto.
Bajo mi mirada a su entrepierna sonriendo.
— Cerdo, ¿Quién eres tú y qué hiciste con mi príncipe azul tímido?
— Nunca fui tímido, cielo. Así que más te vale estar lista a las ocho, o te dejare sin tu juguete favorito. — Señala su miembro con sus ojos y se da media vuelta dejándome ver su culo caliente y duro.
— Eres un idiota. — Rio mordiendo el labio y voy por uno de los vestidos con una sonrisa.
Una cita con Adrien Volkov, suena a mucho sexo, sexo en todas las malditas posiciones.
🚬🚬🚬🚬
Sus ojos están tan abiertos, que creo que sus globos oculares van a salirse en cualquier momento. Sus mejillas tan rojas que parecen quemaduras de primer grado. Y su labio inferior tiembla tanto, que pareciera que está tratando de decir algo, cuando en realidad solo está sorprendida.
Le doy un trago a mi vaso de zumo de fresa.
— Alice, no es para sorprenderse tanto.
— ¡Tu estas diciendo que mi familia soltó la peste negra! ¿¡Cómo quieres qué no me sorprenda!?
— ¡Pero fue hace años! Es como si yo me sorprendiera de qué mi tátara, tátara, tátara, tátara, bisabuelo, robo un banco, o qué mi tátara, tátara, tátara, tátara, abuela, fuera prostituta. Eso no define quien soy ahora... ¿O sí? — Frunzo ligeramente el ceño y ella bebe con desesperación de su vaso.
YOU ARE READING
Buscando el Paraiso (+21)
RomantikaSan Francisco y el mundo entero era un caos, Hanna liderando uno de los mayores negocios ilegales, la fama de ROM, la Elite queriendo saber que paso y que pasará... Adrien dejando de lado la nueva información que tenía sobre la rubia, sentía que est...