Capítulo 2

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Hanna

Cynthia me mira fijamente y se mueve incomoda en su asiento.

— ¿Mataste a una mujer embarazada hace tres días?

Asiento y ella vuelve a anotar en su libreta. Quizás la idea de ser mi psicóloga, ahora mismo no le está gustando tanto como nuestras primeras sesiones.

»— ¿Cómo te sientes respecto a eso?

— ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué me arrepiento? ¿Qué de no ser por mi trabajo la hubiese dejado vivir? ¿O qué por un momento considere dejar vivo a su bebe por el simple hecho de que yo nunca podre tener uno propio?

Cynthia guarda silencio y me levanto llenando mi vaso de agua, otra vez.

»— No, fue cómo lavarse los dientes, una acción tan cotidiana que llega un momento en el que lo repites de memoria, y por lo que sé, los psicólogos no preguntan por cómo te sientes al cepillarte los dientes, ¿O sí?

La gorda mujer ladea ligeramente el rostro.

— Depende del sujeto, si él siente que lavándose los dientes tiene problemas, hablamos de eso.

— En mi caso, no tengo problemas con matar mujeres embarazadas ni con lavarme mis dientes.

Ella asiente y vuelvo a sentarme frente a ella bebiendo de mi vaso. Abro mi bolso y meto dos pastillas a mi boca.

— Hanna, ¿Quién te enseño a matar?

— ¿Realmente alguien nos enseña a hacerlo? Estoy segura de que cualquiera de sus pacientes, incluida la vieja de las gafas horribles, saben cómo hacerlo, qué algunos lo hagan y otros no, es algo diferente.

»— Ya sabe, sabemos las debilidades en el cuerpo humano, desde pequeños nos lo enseñan; "Cuidado con pegarte en la cabeza, cuidado con correr con tijeras, cuidado con tener cosas alrededor de tu cuello" — Lamo mis labios. — De llegar el momento, cada persona sabría como quitar una vida, solo que no todos tendrían la valentía para hacerlo.

»— Pero para su fortuna, a mi si me enseñaron. — Rio ligeramente. Me gusta jugar con su mente, aun cuando solo le digo la verdad. — Un sicario, amigo de mi padre desde antes de que tengo memoria. En realidad, nos enseñó a mí y a mis hermanos a defendernos, yo fui la que a los trece le pregunto cuáles eran los puntos más mortales en el cuerpo humano para...

— ¿Una muerte rápida? — Alza su pluma y sonrió.

— Una muerte dolorosa. — Termino.

Asiente volviendo a moverse incomoda en su asiento y vuelve a la página anterior.

— Retomemos lo del incendio. Me dijiste qué pensaste en Adrien, no bastante bien ya que estabas debatiéndote con seguir despierta, pero qué pensaste en él, y no sabes por qué.

Asiento.

»— Y también me dijiste que en el hospital te dijo que lo llamaras para juntarse, pero no lo hiciste. ¿Por qué no lo hiciste?

Abro la boca y me quedo así unos segundos pensándolo. Termino frunciendo el ceño.

— Al llegar a la Torre Millennium, compre nuevas cosas para ese departamento, me compre un nuevo celular y Mac, fui a mi Penthouse y realmente quedo hecho mierda, hable con el gerente y me dijo que comenzaba la reconstrucción la próxima semana y trato de sobornarme para que no los demandara, ya que todavía no saben el inicio del incendio, y sus cámaras no muestran nada.

»— Llame a Jean-Louis Deniot para qué comenzara a alistar el nuevo diseño de mi Penthouse, ya que anteriormente lo había hecho Philippe Starck, pero no terminaba de gustarme realmente. Luego fui a la caja fuerte de mi armario y gracias a Dios que todas mis joyas estaban intactas...

Buscando el Paraiso (+21)Where stories live. Discover now