10. Bailu: el Beso

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-Nuestra primera cita oficial es en una biblioteca... qué raro -comentó Luò Bīnghé alegremente.

-No sé qué tiene de Cita una Tutoría de historia de Occidente. Entrégame tu resumen -pidió Shěn QīngQiū serio, antes de que Luò Bīnghé respondiera.

Para pesar de Shěn QīngQiū y diversión de Luò Bīnghé, se habían ido a meter a la biblioteca. Antes cuando habían caminado en la calle, las personas los habían mirado con disimulo y Shěn QīngQiū se puso a pensar en algo que Niè HuáiSāng había señalado cuando recién se estaban conociendo: los F4 casi nunca se dignaban a estar entre la multitud.

Estaban en una escuela de élite a la que sólo el dos por ciento de la población podía acceder, donde estaban inscritos los hijos de los famosos, ricos y políticos del país; y aún así, había un grupo exclusivo que consideraba inferiores a los demás alumnos de Cloud Recesses como para caminar entre ellos,: los F4.

Casualmente el día de hoy Luò Bīnghé había despertado con ganas de «caminar entre los mortales». A su lado. A dos días de que se corriera el chisme de su "relación". A menos de un mes de que lo señalara con su famosa tarjeta roja, la cual Shěn QīngQiū siempre llevaba en su mochila como un recordatorio de lo que Luò Bīnghé y sus amigos podían hacerle.

Era una locura.

Entrar a la biblioteca para seguir con sus tutorías de Historia occidental fue la mejor forma que se le ocurrió para evitar las miradas indiscretas. Era un lugar demasiado aburrido hasta para los curiosos. La otra opción (la había propuesto Luò Bīnghé) había sido entrar a la sala de juegos de los F4, pero no estaba loco como para encerrarse con él sin testigos. Al menos en la biblioteca alguien podía venir a socorrer si armaban escándalo...

Pero en la sala de juegos podía defenderse golpeándolo con alguna consola y no tendría que usar su abanico.
Ah, no, después Luò Bīnghé querría cobrarle los destrozos.

En fin, ambos estaban sentados en la mesa de la cabañita de bambú del jardín de la biblioteca.

Luò Bīnghé se rascó la barbilla pensativo y unos momentos después le entregó un resumen que había hecho sobre la última década de la vieja República Romana.

Shěn QīngQiū lo leyó por encima en un minuto.

-Bien. Ahora con base en eso, quiero que hagas un ensayo donde me expliques cómo la República romana se convirtió en un Imperio.

-¿A mano?

-Sí.

Su "alumno" hizo el primer puchero que Shěn QīngQiū le vio hacer en la vida. Era como un niño grande. En esa escuela estaba prohibido que los alumnos entregaran trabajos impresos a menos que fuera un proyecto de más de diez páginas y a pesar de que ya debería estar acostumbrado, Luò Bīnghé se empeñaba en no querer hacer sus trabajos a mano. Shěn QīngQiū no tenía la culpa de que este tipo siempre tuviera a alguien para hacer los trabajos por él.

-Pero es que aún no termino de comprender tooodo eso de Julio César...

Shěn QīngQiū ya le había explicado pacientemente como cinco veces cómo Julio César o Sila habían jugado un papel muy importante en los últimos años de la República romana, pero se había dado cuenta de que en cualquier momento Luò Bīnghé se distraía o lo malinterpretaba, por eso lo había puesto a hacer un resumen y después redactar un ensayo bajo su supervisión.

Because I'm stupidWhere stories live. Discover now