Capitulo 14: Viaje de la flecha fantasma

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Renato había partido en dirección a su tribu. A la tribu la cual traiciono tiempo atrás, deteniendo una unión legitimas que su padre había hecho por él. Una vez más le había fallado a su padre.

—¿No habíamos discutido esto ya? —pregunta Antonieta apareciendo de la nada con su cuerpo espectral.

Flotaba al lado de Renato como si estuviera flotando en alguna especie de líquido invisible. Su cuerpo estaba totalmente formado, Solo que esta vez el color de sus ojos era dorado, como la figura de madera que tenía en el bolsillo.

—¿Qué? —pregunta Renato en forma de respuesta.

—Nadie está decepcionado de ti. ¿Se te olvida que ahora tengo otros poderes? —responde Antonieta.

—Excepto el poder de explicarme que pasa, ¿cómo es que esto es posible? —Renato detiene su caminar de repente y se voltea a ver a Antonieta a sus ojos. —Parezco un loco hablando contigo ¿Qué me pasa?

—A ver cómo te explico para que entiendas. Tú eres un zodiacal, y los zodiacales tienen la particularidad de que ninguno es igual al otro. No es como nosotros los dioses o héroes, todos somos poderosos y divinos, como yo. Pero iguales al fin y al cabo. Todas las Andromedas serán y son iguales a mí en cuanto a poderes obvio nadie se compara a mi. Pero si fuera zodiacal sería distinto...

—Te enrollas mucho la lengua —la interrumpe Renato.

—¿Quieres entender o no? —Antonieta arquea una ceja a lo que Renato solo contesta sentándose en el suelo con las piernas cruzadas. —eso creí. En fin. Imagino que como has investigado tanto de ti mismo que sabes que estás muy atrás en cuanto a poderes. Renato si decepcionas a alguien es a ti mismo. Yo siendo tu me daría lastima para poder dejar de hacerlo —Antonieta sabía hablar con él.

Ella había sido su primer amor, su rudeza o independencia de la opinión ajena fue lo primero que le atrajo. Pero ella le entrego su amor a otro y él se quedo solo. Pero de alguna manera el destino los volvió a unir.

—Sí. Lo sé, por eso voy a ir a la tribu. Quiero arreglar algunas cosas.

—Le vas a pedir su libro de control del fuego fatuo. Vas a aclarar el problema de la unión y solicitar tela a cambio de la ubicación de los asesinos solitarios que descubriste el otro día —Renato abre los ojos ante la sorpresa.

—Te detesto —le dice Renato con cierto dejo de desprecio a Antonieta.

—¡claro que no! Tú me amas y lo sabes —Antonieta aprieta los cachetes de Renato como si fuera un bebe. —no me culpes por vivir en tu mente. Pero en serio Renato, quiérete un poco... llueve mucho allá adentro.

Antonieta desaparece como si fuera humo y deja a Renato solo, un suspiro sale de sus pulmones y se levanta retomando su camino hacia la aldea de su padre. Renato continuo el camino, miraba al sol y rogaba por que Akila y Omalu lograran algo con la jefa de Ernesto. Pero algo en su interior le daba un mal sabor de boca sobre ese tema. No sabía que era simplemente tenía un mal presentimiento.

Renato comienza a escuchar golpes, golpes de hacha en algún tronco, busca con su vista y un par de leñadores querían cortar un árbol cerca de su posición. Rápidamente se esconde detrás de unos árboles y continúa su caminata, esta vez con más precaución para evitar ser visto o reconocido.

Una vez las voces de charlas comienzan a hacerse presentes Renato se sube a un árbol buscando refugio y visión. Afino sus sentidos calmándose, y tranquilamente busco su flecha mensajera en su carcaj imaginario e invoco su arco de fuego y tensó la flecha en su cuerda de brasas.

Y con mucha paciencia buscó la tienda de su padre. Hasta que lo consigue con una mujer muy bella de cabellos castaños. Era otra de sus amantes, Renato sin perder más tiempo espero a que entraran ambos y lanzo su flecha. Esta viajo por el aire y se transformo en una paloma hecha de fuego.

I know I'm Not AloneWhere stories live. Discover now