Capitulo 18: El viejo domador de serpientes

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Akila y Gandalff hablaron durante un largo tiempo, pero Akila seguía sin recibir algo, y ese algo era la respuesta a su pregunta. Gandalff le hablaba de muchas otras cosas con tal de evitar el tema, de los niños que vio nacer y los documentos, de los que tuvo el honor de ver crecer y estar en una parte de sus vidas como mentor, de aquellos cadáveres que demostraban lo cruel que podría ser la humanidad. Pero no lograba responder a la pregunta de Akila.

Por unos momentos ella pensó que solo era un loco más de esta isla, pero no podía acertar algo tan exacto como su fecha de nacimiento, teniendo también muchas otras fechas exactas como las de Renato y las de Omalu. Y sin embargo aún tenía algo que no terminaba de cuadrar de todo.

—Gandalff todo suena muy emocionante. De verdad, pero sigues sin responder a mi pregunta, y para serte sincera no creo mucho de lo que dices —Akila se acomodó un poco en su posición, aún continuaba amarrada.

—Cierto —Gandalff desató a Akila con una serpiente de una bruma verde, pero Akila sabía que hechizo era ese, el mismo que usaba su madre para asustarla. Ella se asustó y asqueó. —¿Por qué tienes tanto miedo de las serpientes? Eso no es nada bueno considerando las serpientes de esta isla.

—Mi madre es el motivo de muchos de mis fallos y de mis temores.

—Baulara es una mujer que siempre me resultó interesante. De ella me enamoré, pero lamentablemente lo mismo que me acercó a ella fue lo mismo que me alejó. Pues no te culpo, ella era una mujer de temer, al ver y detallar su muerte fue algo muy... nostálgico; y aun así recordé todo lo bueno que vivimos juntos. Ahora es algo más lógico tu detalle con el idioma de la serpiente —Gandalff se levanta de su posición y busca un cuchillo.

Akila ve que se acerca a ella y no puede evitar pensar que su locura era verdadera y que la iba a matar, pero solo cortó las cuerdas y la liberó de su amarre.

—Gracias, ya me estaba molestando el amarre —se soba las muñecas y los brazos donde las cuerdas la estaban amarrando hasta hace unos momentos.

—De nada. Por cierto... ¿querías saber quién era tu padre?, ¿no? ¿También quieres saber cómo llevarte bien con las personas? Te propongo un trato. Vénceme y te digo la información.

—Pero ¿no deberías decírmela de una vez y no quitarte más tiempo? Quién sabe, tal vez han nacido niños cerca —Akila intenta usar su poder en contra de Gandalff para conseguir información.

—Que linda, pero no. Uno de mis poderes es poder controlar y poder hablar con las serpientes, ellas me cuentan y yo camino hasta allá y anoto todo según me dicen ellas. Y no me han dicho nada —Gandalff sonríe y ofrece una mano a Akila para levantarse del suelo. —Y algo que no mencione. Conozco todos los poderes, habilidades y peculiaridades de todas las constelaciones. Tienes que sorprenderme para ganarme.

Akila no puede creer lo que acaba de oír, y no era de sorpresa, debía enterarse de que constelación descendía y formas de morir bajo poderes de la constelación.

—Bueno, es momento de ver si recibes la información que tanto quieres —Gandalff se levanta y cubre sus manos de un líquido visualmente esponjoso.

—¿Eres mi padre? —pregunta ella y Gandalff solo sonríe lanzándole el veneno liquido de color morado hacia ella.

Akila esquiva el veneno moviéndose a un lado mientras cubre sus manos con una gruesa capa de humo. Gandlaff vuelve a atacarla con el mismo veneno nuevamente; Gandalff no se veía distinto, aun mantenía una pequeña sonrisa al estar combatiendo, una que Akila quería quitar de su boca.

Ella ataca con una ráfaga cruzada de humo, esta formaba una equis que se dirigía hacia Gandalff con rapidez. Akila se quedó perpleja al ver que Gandalff no se movió de su lugar, se había quedado quieto al recibir el ataque que no le hizo más que empujarlo un poco hacia atrás.

I know I'm Not AloneWhere stories live. Discover now