Capitulo 26: Luna de sangre de dios

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Akila dejó a Renato batallando con las miradas en contra de ese Heptotigre azul, mientras que ella huía del Heptotigre rojo que no tenía la misma aptitud de su hermano, este si quería arrancarle la carne poco a poco a Akila.

Las piernas de Akila le ocasionaban dolor por no detenerse, pero dos segundos de no moverse eran dos segundos que ese Heptotigre tendría para atacarla.

¿Confiar en ti? No creo que lo vaya a hacer Gaia —Pensó Akila.

Miro hacia atrás y no ve al Heptotigre perseguirla, pero aun así ella continúa corriendo hasta que algo la detiene en seco y hace que caiga sobre su espalda. Akila se sujeta la cabeza su mira al Heptotigre frente suyo. Sus grandes dientes en su mandíbula abierta dejando salir un gruñido que movía sus labios de forma atemorizante.

Akila asustada crea una nube gruesa y espesa de humo logrando huir por pura suerte, sigue corriendo con algunas lágrimas saliendo de sus ojos, no sabía cuando se detendría, pero debía confrontarlo lo antes posible porque su tiempo se acababa, tuvo que estar corriendo por unas tres horas y eso no le dejaba mucho tiempo para cumplir su misión.

Ella se detiene y descansa por unos segundos detrás de un grueso árbol esperando a que el Heptotigre se acercara lo suficiente para volver a correr y tenderle una trampa. Cuando escucha los pasos de sus grandes patas llama su atención y deja una esfera de humo en un árbol. El Heptotigre correr por ella ignorando todo; Akila por su parte lo conduce en círculos, en cada vuelta Akila dejaba una bomba más en el mismo tronco del árbol buscando usarlas para hacerle algo al Heptotigre.

Cuando ya había dado siete vueltas y colocado siete bombas de humo Akila se detiene mirando al Heptotigre, este baja la velocidad y camina lentamente hacia Akila pensando que habría planeado algo. Sin darse cuenta pasa junto a las bombas. Akila chasquea sus dedos y las bombas estallan lanzándolos a ambos por los aires con gran fuerza. Akila usa otras bombas de humo para frenar su caída y evitar lastimarse, cuando toca el suelo comienza a escuchar unos maullidos de dolor y a la distancia observa un brillo rojo.

Akila se acerca con cautela, llega y el Heptotigre estaba tumbado en el suelo llorando por las heridas y golpes que le ocasionaron los arboles con que chocó al momento del impacto, actuaba como un gato herido, Akila comenzaba a sentir arrepentimiento por lo que hizo, acercó su mano al hocico del Heptotigre y este cerro sus ojos.

—No, por favor no. No te rindas.

Maullidos pesados fue lo que recibió en respuesta. Akila no dejaría que el Heptotigre muriera; uso el humo tricolor, el amarillo, azul y rojo. Cubrió en totalidad el cuerpo del Heptotigre sanándole las heridas y los golpes, al disiparse el humo el Heptotigre respira con normalidad y Akila se relaja acerca su mano a las orejas y lo acaricia con suavidad.

—Vamos gatote, ya estas mejor —pronuncia Akila con una suave voz.

El Heptotigre se levanta lentamente y apoya sus patas en el suelo blando. Se movía y estiraba como si fuera dormido por largas horas.

—Bien gatote. Ahora estas bien —Akila sigue acariciando al Heptotigre para que este luego la lanzara por el aire.

Aterriza en su lomo suave para luego partir en una carrera hacia alguna parte, el Heptotigre era rápido y ágil al correr, Akila sentía que montaba un gran pedazo de algodón con patas. Abrazada a su cuello Akila mira el paisaje nocturno por el que la llevaba, el gran paisaje de la lejanía del Bosque de las Varas largas. Akila podía ver todos esos paisajes que la isla poseía y era como ver el paraíso en un mismo trozo de tierra.

"Si el dios que muchos dicen creó todo el mundo, de seguro se nos regaló un trozo del paraíso en este trozo de tierra" —Pensó Akila.

Akila se levanta más en el lomo del Heptotigre observando más del hermoso paisaje, el viaje se hacía cada vez más hermoso y más iluminado por la gran luna llena que se elevaba en el cielo. El Heptotigre también nota la gran luna y acelera su carrera. Al llegar a un gran lago tintado de luz blanca por la luna que parecía estar hundida en un pacificas aguas.

I know I'm Not AloneWhere stories live. Discover now