Capitulo 24: Un nuevo amigo con dientes y plumas

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Luego de media hora de ver a su novia salir de la tribu en dirección a su misión, Omalu decide salir y llevar a su nuevo amigo a dar un paseo, busco un trozo de cuerda lo bastante largo y suave para su amiguito. Al encontrarlo ató un extremo al cuello de su pequeño amigo y este lo único que parecía era disgustarle porque lo rasguñaba y trataba de quitárselo con sus garritas y dientes.

—Vamos, no pienses que te voy a seguir a ti —El gato con plumas mira de una forma despreciativa a Omalu con sus tiernos ojos.

Omalu intenta no reírse por el parecido a Misi al enojarse, sujeta el otro extremo enrollándolo varias veces en su mano y comienza a caminar con su amiguito por detrás. Al salir de la tribu su pequeño acompañante comienza a caminar con dificultad y desconocimiento por las hojas secas paso a paso siendo arrastrado por Omalu gran parte del camino.

Al darse cuenta Omalu intenta adaptarse al ritmo de su amigo, pero a las dos horas de enterarse que no había avanzado mucho decide cargar a mi amiguito en brazos y correr para compensar el tiempo perdido entre no querer dañarlo.

—No te acostumbres —dice Omalu a lo que su gato se recuesta. —Eres un ser sin gracia ¿sabías?

Su amiguito estaba feliz de haberse recostado, pero también le era interesante el mundo bajo sus pies, se acomoda un poco y asoma su cabeza fuera de los brazos de Omalu y se queda observando todo su alrededor, mira sobre su cabeza en dirección al azul cielo decorado de nubes, al suelo alfombrado de hojas secas y marrones y los arbustos con flores o frutos, la corteza de los arboles; al verlo Omalu lo incó que pensó es que le habían dado un hijo mas, ahora debería cuidar a Ernesto y a este gato.

Los metros lo van acercando cada vez más a su lugar, su amigo se había dormido hace varios metros atrás y Omalu no podía darse el lujo de seguir caminando, ya se acercaba el punto medio del día y sería peligroso viajar por estos lares de noche notando algunas marcas de sombras blancas y CZA, así que debía apresurarse.

Su amigo se despertó al comenzar a correr en búsqueda de su lugar, pero por más que se acercara parecía haberse perdido entre tantos árboles. Su amiguito disgustado no solo por despertarlo de su sueño, sino también por el desperdicio de compañero que tenía. Bajo de sus brazos con un salto y tuvo que hacer lo que más le desagradaría.

Comenzó a caminar sobre las hojas sin miedo y cuidado, comenzó a correr todo lo que sus pequeñas patas le permitían, al llegar al límite de la cuerda el gato comenzó a crecer, dio una vuelta en un árbol de tronco grueso, lo suficiente como para ocultar su cuerpo agrandado, o mejor dicho su verdadera forma.

Un gran Leoparvo Real se sacudía frente a Omalu con su gracia y delicadeza. Su cuerpo era el de un leopardo albino de los libros de la biblioteca de la tribu, pero sobre su cabeza y parte de su lomo estaba cubierto por plumas escamadas como las que los pavos reales tienen en su pecho, sobre sus costillas varias plumas planas verticales de color verde con brillo de esmeralda, en esos lugares donde su cuerpo era cubierto por plumas brotaban otras plumas muy parecidas a las que tenía en la punta de su cola. Eran las plumas con los ojos características de los pavos reales, Omalu simplemente no tenía palabras para expresar lo asombrado que estaba.

Su mandíbula parecía desencajada de su lugar, moscas revoloteaban cerca de la boca de Omalu, y hasta que una de ellas se paró sobre su cara no quitó su expresión. Admiraba esa criatura con asombro, no tenía palabras o reacción lógica para hacer o decir.

Su Leoparvo Real levanto una pata y con una sola de sus garras cortó el trozo de cuerda y se acercó a Omalu con una mirada desafiante y comenzó a gruñirle.

—No me mires así ni me gruñas de ese modo, no sabía cómo hacer para no perderte. Adema eras un gato o te veías como uno. ¡No me culpes!

Omalu luego de pronunciarles aquellas palabras a su Leoparvo junto a una mirada desafiante, se levanta y su Leoparvo se sienta. Omalu no puede pensar otra cosa que no sea lo estúpido que se veía al estar hablando con un animal que no le respondería ni una palabra.

I know I'm Not AloneOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz