Capitulo 25: Luna de lagrimas de centauro

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Ráfagas de brisa azotaban el cuerpo de Renato quien esperaba ansioso junto a Akila el momento indicado para comenzar el viaje a su misión, ambos llevaban puestos sus nuevos trajes para estos casos, todos los trajes eran negros y blancos, un par de cada uno para esperar o usar en situaciones mientras otro estaba en proceso de lavado.

Ambos eran negros, unas túnicas con solo un botón cerca de su cuello y una capucha, esta cubría todo su cuerpo del frio, pero era refrescante para el calor de ciertos días. Todos los trajes poseían un decorado diferente para cada uno, el de Renato tenía flechas con brasas de fuego que resaltaban como si fuera uno de verdad, el de Akila tenía humo y algunos tonos de colores suaves. El resto de los trajes iba acorde a su poseedor, el de Omalu tenía plumas de pavo real, Misi eran peces de diversos colores con ondas de color azul y el de Ernesto dos relojes emitiendo su energía. Todos estos decorados se ubicaban en el borde inferior y la capucha.

Y ambos seguían mirando el cielo, esperando ese momento donde la luna se cubriera lo suficiente como para que sus nuevas ropas se camuflen con la oscura noche, al detallar que una gran y oscura nube estaba cerca de cubrir a la luna ellos se preparan, al estar totalmente cubierta ambos dejan una pequeña nube de polvo detrás de ellos.

Su velocidad era superior a la de veces anteriores, no tuvieron entrenamiento, de hecho, le debían esa ayuda a un Indio y a Ernesto quienes hicieron esa pócima, Renato y Akila debían recorrer ese largo camino de la parte central superior hasta llegar a las zonas de recolección del sur de la isla; zona que sabrían estar cerca al cruzar "El bosque de las varas largas".

Una vez ambos reciben la visión de ver la luna nuevamente caminan, casi trotan por lo apresurados que estaban, algo había el cielo que Renato detallo como si fuera a aproximarse un eclipse, pero decidió ignorar eso por un rato mientras seguían caminando a trote. Sus pasos eran veloces no solo por la poción son por su propia velocidad.

Ambos casi llegaban a un cruce, alguna de esas vías los dirigía al bosque de varas largas, la otra los retrasaría al dar una vuelta en círculo. Renato quería recordar el mapa, pero al querer hacerlo una extraña sombra aparece a sus espaldas. Renato en un instante prepara su arco con una flecha pero se encuentra con la sorpresa de que esa sombra era Gaia.

—Me sorprenden tus habilidades Renato. Ahora quieren decirme porque están tan atrasados.

—No tenemos culpa de que las nubes no colaboren, además dijiste antes de que viéramos dos círculos en el cielo —Akila se cruza de brazos y suelta una mirada asesina hacia Gaia.

Ella le responde señalando el cielo en dirección a la luna, cerca de estas dos especies de círculos incompletos e irregulares se presentaban claramente a cada lado de esta, Akila traga saliva y vuelve a dejar sus brazos a los lados del cuerpo.

—Bueno, al parecer necesitan un estímulo, creo que pueden hacer las cosas por una vez ustedes solos. Ya los he ayudado bastante... ¿Confían en mí? —esa última pregunta que sale de los labios de Gaia deja una cierta duda en ambos.

—pues... —dijo Renato extendiendo esa última vocal hasta que un gruñido lo hizo callar.

Ese sonido se escuchaba cerca y no era uno solo, Gaia levanta la mano y dos Heptotigres salen detrás de ella, el más grande de los dos era de color rojo mientras que el otro era de color azul. Cada uno de ellos coloco su vista en un integrante de esa pareja. Y poco a poco se fueron acercando para hincar sus dientes en alguna parte de sus cuerpos.

Renato se mantenía inmóvil en búsqueda de un posible escape, pero su vista no se quería quitar de la vista de esos ojos amarillos que lo fulminaban. Cuando su mente le dejó un pequeño momento de estupidez y apartó la vista para buscar a Gaia, pero ella se había desvanecido; el Heptotigre azul se abalanza sobre él buscando clavarle una gran mordida.

I know I'm Not AloneWhere stories live. Discover now