Capitulo 22: ¡Mamá y Papá!

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Renato esperaba a todos en el centro para poder hablar sobre sus nuevas misiones, el primero que había llegado de leer su carta fue el pequeño Ernesto, llevaba puesto un ropaje de los "Cuidadores" una gran bata que le llegaba por encima de los talones y mangas hasta el codo. Si bien era cierto que lucía algo cómico, el pequeño Ernesto supo darle su toque con algo de pintura blanca.

—Te ves bien. ¿Cuál es tu misión? —habla Renato.

—"La flecha guiará tu viaje hacia ellos, pero recuerda que viajar por el corazón es difícil, solo no te quedes aferrado. Anota lo que necesites y pega lo que quieras guardar, al fin y al cabo, es tu libro" ¿Cuál es la tuya?

—"Entendiste algo, pero aun te falta camino hasta llegar a tu objetivo. Lo que te falta recuperar es aquella fe que les tenías y volver a ser el de antes. Ya te disculpaste, ahora acéptalo y sigue tu vida". Al parecer todos debemos visitar muerto —dice Renato mientras observa como los demás llegaban.

—No todos, bueno, yo también pero no creo que Omalu deba llevar ese gato a una tumba. —dice Akila señalando al minino que estaba despierto y tratando de zafarse del agarre de Omalu.

—Tal vez si, y haga un rito con él e invocar una deidad felina capaz de sacarnos volando en un arcoíris —responde Omalu.

—Amor, deja de ser infantil —espeta Misi.

—Está bien, pero no voy a ir a ninguna tumba, de hecho, me dijeron algún sitio con agua. Para qué no sé, pero debe haber agua.

—Ok muy bien, la equis más cercana al agua es esta. Y yo conozco donde enterramos al padre de Ernesto así que es esta.

Renato observo el mapa y seleccionó todas las equis y a quien le correspondía cada una de ellas, y de repente una voz se hizo presente, Renato conocía la voz, pero a juzgar por la reacción de sus compañeros, ellos también la escucharon.

Una luz azul se hace presente detrás de Renato y así como aparece, desaparece. Al despejar su vista de ese repentino haz de luz ven el mapa y se sorprende de que sus nombres estuvieran escritos en alguna equis, dispersas en el mapa. Aunque Renato acertó algunas, otras habían cambiado de dueño.

—No me agradezcas Renny —frente de todos ellos una figura masculina coloreada totalmente de azul se paraba frente a ellos.

—¿Hugo? —habla Renato sin creerlo

—Sip. Te esperamos cuando la nieve se vaya.

Luego de hablar Hugo se retira dejando solos a los chicos. Los chicos se miran entre si concluyendo su reunión.

Y allí mismo en ese lugar se quedan reunidos hasta que el amanecer los envía a la cama por unas horas, los días en su nueva vieja tribu fueron tal y como lo esperaban. Rejalados.

Esperaron un mes exactamente hasta que la nieve desapareció y las gramíneas cubrieron el suelo. El cielo era azul y el clima fresco y agradable al sentir con la piel.

Cuando el día llegó, el primero en partir fue Ernesto, se despertó y aseó, y sin comer agarró su mapa duplicado y se fue hacia aquella equis, sin importarle más nada. El camino era algo tenebroso, cruzaba por algunos nidos de Creofalos, el más mínimo ruido sería perjudicial para él. Entonces uso su movimiento de fase y se movió a velocidades superiores a cualquier sonido que pudiera causar para alertar a los Creofalos.

Una vez término de recorrer el sendero de nidos llegó a un barranco, según su mapa el lugar que buscaba estaba a ochenta metros debajo de él. Bajar esa distancia sería complicado, podría usar el truco que usó su odio, pero el bucle temporal no se cerraría a tiempo para luego quitarlo. No podría usar su movimiento de fase porque eso sería más velocidad y con la fuerza de la caída, tal vez llegaría a tocar el centro de la tierra o volverse puré.

I know I'm Not AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora