« Aléjate de mí || H. Hyunjin »

Forty three

Hoy era el baile y estaba lista para ello.

Me desperté hasta las 11 porque pues hoy no tenía nada más qué hacer.

Me preparé mi desayuno y luego de eso me puse a hacer el quehacer de la casa, ya que mamá salía hasta las 6 pm.

Terminé los deberes y como no tenía ganas de cocinar, encargué pizza, así que eso comí.

Dieron las 5 de la tarde y ya era hora de meterme a bañar, para después comenzar a arreglarme.

Salí de bañarme, me puse por el momento un pants y una blusa que tenía por ahí, así que saqué mi estuche de maquillaje. Observé todo y no sabía cómo maquillarme, qué colores utilizar.

Al final me decidí por unas sombras café. Quería algo que contrastara con mi cara y le quedara al vestido.

Primero que nada, me puse la base de maquillaje por toda la cara, seguido de eso, utilicé la sombra blanca y café y quedó bastante bien, luego de eso, seguí con el delineado, me hice un cat eye. Después, decidí darle un poco de forma a mi ceja, así que también la pinté un poco, para que le diera un mejor efecto a mi maquillaje.

Era hora de pintar mis labios y en este caso, combinaba más el color rojo, pero en lo personal, esa color en los labios, casi no me gustaba, así que no sabía si pintarlos con ese o no.

Decidí mejor no hacerlo, porque sino no me iba a sentir cómoda, así que mejor elegí un tono mate que no estuviera tan claro, pero tampoco tan oscuro.

Me miré al espejo y me encantó el resultado, me gustaba mucho cómo me veía. Sonreí para mí misma.

Planché mi cabello, o sea, ya era lacia, pero quería que luciera mucho mejor. Mi cabello me llegaba un poco arriba de mis hombros, así que mientras lo hacía, vi cómo caía sobre ellos.

Realmente no había hecho mucho, pero estaba fascinada con el resultado, ya que yo casi nunca me maquillaba ni nada por el estilo y el día que lo hacía, sí llegaba a cambiar bastante.

Bueno, me gustaba y eso era lo importante, que me tenía que gustar a mí.

Me puse mi vestido y los tacones, luego de eso, fui directo al espejo y me vi. Wow, no me reconocía. Yo nunca me ponía vestidos ¿en verdad esa soy yo? me encantaba cómo se veía la abertura de la pierna. Incluso me veía elegante.

Miré el reloj y ya eran las 7:40. Kevin y Hye quedaron de pasar por mí exactamente a las 8 y ya era casi la hora, así que me puse a recoger todo el desastre que había hecho.

Tomé mi abrigo negro y bajé. Ay, me sentía muy rara en tacones, no estaba muy acostumbrada a utilizarlos.

—Por dios, qué hermosa te ves— dijo gritando mi mamá.

—Gracias— sonreí. —¿A qué horas llegaron? no los escuché—

—Llegamos hace como 10 minutos, pero pasamos al supermercado a comprar unas cosas y por eso nos tardamos más. Le dije a tu padre que teníamos que llegar antes de que te fueras, te tenía que ver sí o sí— sonrió.

—Te ves bellísima— llegó mi papá con nosotras y también sonrió.

—Gracias, me halagan— diablos, hasta me sentía nerviosa.

—Tengo que tomarte una foto, así que anda— mamá sacó su teléfono.

—Ay no ¿es enserio? ya no estoy en la primaria— me quejé.

—Me vale, lo voy a hacer sí o sí—

Resoplé y mejor hice lo que pidió.

Me paré en el pasillo y mamá me sacó un montón de fotos.