« Aléjate de mí || H. Hyunjin »

Nine

—Buenos días dormilona, ¿quieres salir a dar un paseo?—

—Amm sí, claro ¿adonde iremos?— respondí adormilada.

—¿Te parece si vamos a un parque?—

—Me parece bien, pero antes que nada ¿quién habla?—

—¿Es en serio, Min? Estás respondiendo a mis preguntas y ni siquiera sabes quién soy, por dios— bufó.

—Jum, oh, ya sé, eres Kevin— reí levemente.

—¿Te sientes bien? ¿Te caíste de la cama?— rió.

—No no, sólo que acabo de despertar y ya no sé ni siquiera quién soy yo, perdón—

—Está bien, te perdono. Arréglate pronto, que en una hora pasaré por ti. Nos vemos— colgó.

Tenía tanta flojera levantarme, pero lo hice, así que decidí darme una ducha rápida y cambiarme lo más pronto posible.

Eran exactamente las 11:00 am y Kevin tocó a mi puerta. Salí de mi casa y fuimos a tomar el autobús que nos llevaría al parque. Llegamos aproximadamente 40 minutos más tarde.

—Wow, sí que es lindo este lugar, nunca había venido— sonreí.

—Sí, es bastante lindo, vine hace mucho tiempo con mi familia, cuando aún vivía aquí y sabía que te iba a encantar, por eso decidí traerte—

—Acertaste, Moon—

—Bueno, ¿vamos al pequeño lago de por allá a arrojar piedras?— sólo asentí.

—Me encantaba hacer esto cuando era niña— recordé— Ya tengo bastante tiempo que no lo hago—

—Bueno, en realidad para hacer esto no se necesita tener práctica, es muy fácil—

—Umm, a ver si todavía lo recuerdo— tomé una piedra y la lancé— Sip, aún lo recuerdo— sonreí.

—Eras la experta en esto, Park— rió.

Así estuvimos como por 2 horas, arrojando piedras y platicando de diferentes cosas hasta que nos cansamos.

—Auch, me duele mi brazo— me quejé.

—A mí también, pero fue muy divertido. Ya teníamos mucho tiempo que no hablábamos así— hizo un puchero.

—Te extrañaba tanto, me hacías mucha falta— me sinceré y le di un abrazo.

—Tú también me hacías mucha falta— me acarició el cabello.

—Vayamos a comer, yo invito— creo que eso de andar arrojando piedras me sacó el hambre.

—Hay un lugar cerca de aquí donde venden hamburguesas, vayámos— me tomó de los hombros y así nos fuimos caminando.

Pedimos nuestras hamburguesas y estuvimos platicando otro rato, todo iba bien hasta que llegó él. No puede ser. ¿Cómo rayos se supone que tengo que olvidarlo si me lo encuentro en todos lados? ¿Por qué? Y no, no viene solo.

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