Capítulo 13

1.2K 90 4
                                    

Sus rizos están recogidos en un moño alto que no fue hecho con ningún tipo de cuidado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sus rizos están recogidos en un moño alto que no fue hecho con ningún tipo de cuidado. Por su gesto, deduzco que acaba de despertar porque no logra abrir los ojos en su totalidad, sino que los mantiene arrugados para que no entre la luz del pasillo. Lleva puesta una remera que le va grande y nada más.

Una media sonrisa estira una de sus comisuras cuando me reconoce.

—Hey —articula en modo de saludo. Su voz suena ronca por falta de uso.

He enmudecido porque, por más que intento devolverle el saludo o preguntarle por Harry, mi boca no emite ningún sonido.

—¿Buscas a Harry? —pregunta luego de un momento en silencio.

¡Sí! Quiero verlo y tal vez decirle unas cuantas cosas a la cara.

Me encantaría responder eso, pero en su lugar digo:

—Perdón —debo carraspear la garganta porque la voz me ha fallado un instante—. No quería despertarte. No tenía idea de que estabas aquí. Le llamé muchas veces a Harry pero no me contestó, así que vine.

—Está dormido. Su celular debe estar apagado. ¿Es su abuelo? Por favor, entra —me pide.

El que Diana sea amable, sólo incrementa el coraje que siento hacia Harry, porque me cuesta rechazar su invitación. No quiero entrar ahí y armar una escena completamente innecesaria con esos dos.

Te estás involucrando demasiado.

Sacudo la cabeza al tiempo que trato de verme tranquila.

—No. En realidad, sólo quería saber si Harry estaba bien, pero qué bueno que no está solo. Si despierta, por favor dile que busque a su abuelo. Está preocupado.

Diana inclina la cabeza hacia aun lado, confundida.

—¿Segura que no quieres pasar? —insiste.

—Keith está solo. Debo volver.

Ella tuerce el gesto, pero finalmente asiente.

Le sonrío amable al despedirme y luego giro sobre mi eje para largarme de una buena vez.

Mientras bajo las escaleras torpemente, me repito cuan ingenua soy. No puedo creer que he vivido un mes al rededor de los Stone y cada vez siento que son tan desconocidos como cualquiera. No entiendo como todo con Harry se puede volver tan complicado en cuestión de segundos.

No debería afectarme tanto lo que haga o no con su vida, pero lo hace de todos modos. Ambos se han vuelto parte de mi día a día que, cuando parece que estoy volviendo a la normalidad, me topo a Harry en las narices.

Podría acostumbrarme a desayunar con Keith; quedarme un rato a escucharlo leer o pasear por el parque si no hay mucho que hacer. Lo que no me termina de agradar es la manera sin sentido en la que Harry irrumpe la comodidad y seguridad que su abuelo me da; cómo es que, sin quererlo, todo gira alrededor del chico que no hace más que sacarme de mi zona de confort.

Todo lo que fuimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora