Capítulo 15

1.3K 90 2
                                    

Veo a Gabriel acercarse a mi oficina con una sonrisa sugerente, la cual se agranda cada vez más hasta que se sienta en una de las esquinas de mi escritorio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Veo a Gabriel acercarse a mi oficina con una sonrisa sugerente, la cual se agranda cada vez más hasta que se sienta en una de las esquinas de mi escritorio.

—¿Qué harás esta noche? —inquiere. Sus cejas se mueven de arriba a abajo, insinuantes.

—Planeaba tener una cena conmigo misma. ¿Qué tienes en mente?

—Bueno, ya que fuiste una grandiosa amiga y por fin tengo el número de Jenna en mis contactos, me encantaría llevarte a mi fiesta de despedida de soltero.

Levanto las cejas en un gesto de completa sorpresa y lo miro incrédula.

—¿Tu qué? —casi río pero me contengo.

Es él quien ríe y hace un ademán con la mano.

—Es broma —dice—. Hay una fiesta en el búnker del Morgan. Tessa no quiere ir y sólo quedas tú.

—Entonces soy tu plato de segunda mesa —finjo estar indignada.

—¡No! —se apresura a decir—. Es que con eso de que estamos esperando a un bebé no sabía si querías ir.

No puedo evitar soltar una carcajada al oírlo.

—Sí quiero. Debería aprovechar antes de que comience a notarse —automáticamente mi mano acuna la parte baja del abdomen.

Él sonríe enternecido y es cuando extingo cualquier sentimiento maternal.

—¿Por qué no invitaste a Chad? —pregunto porque antes salían juntos a cualquier fiesta.

Se encoge de hombros.

—No hemos hablado mucho últimamente.

—Ayer me lo encontré afuera del supermercado. Estaba con alguien más que no pude reconocer. Creí que conocía a todo su círculo de amigos.

—Anda muy raro desde hace días. Casi no está en casa y su celular está apagado todo el tiempo.

—¿No ha venido a dejar su renuncia? —la pregunta sale de mi boca por sí sola mientras trato de averiguar internamente qué pude estar pasando con él. Aunque ayer lo vi completamente normal, solo que intercambiando algo con un desconocido, de noche, frente a un supermercado casi vacío y bastante lejos de su casa.

Gabriel sacude la cabeza en respuesta y se pone de pie.

—Más vale que no esté metido en problemas —sisea mientras camina hacia la salida.

Todo lo que fuimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora