▪️Capitulo N°2▪️

2.1K 190 116
                                    

Narra Mario Calderón

Una vez llegamos a mi apartamento vi como Armando se dirigía al bar de este, realmente no es que me agrade mucho la idea de que se ponga a tomar otra vez, pero prefiero mil veces que se embriague aquí a que en cualquier otro lado, al menos no me muero de la angustia de no saber de el.

Y... ¿a hablado con Marcela? –pregunte intentando sacar conversacion–.

—Hermano esa mujer no quiere saber nada de mi, lo que es ahora me está odiando –le dio un sorbo a su bebida– ¿y sabe que? Siento que ella tiene toda la razón en sentirse así–.

—¿Y Betty? Desde que salió de la empresa no volvi a saber de ella –pregunte con algo de incomodidad–.

Ni yo, y tampoco quiero saber, me tiene malditamente confundido, ¿Sabe algo Calderon? ¿Porque no mejor nos olvidamos un rato de esas mujeres y conversamos de otras cosas? ¿Como que de que vamos a hacer ahora para siquiera tener una sola esperanza de volver a recuperar ecomoda? –me pregunto con notable semblante de molestia–.

Conversamos un rato sobre ideas que teníamos, pero realmente ninguna de las mías eran factibles, ¿y las de Armando? Pues menos, en el estado de embriaguez en el que estaba solo se dedicaba a decir tonterías sin ninguna clase de sentido.

Punto de vista omnisciente

¿Es irónico no? –mencionó el pelinegro en medio de la conversación dejando confundido al castaño–.

¿Que cosa?–.

—Que las personas las cuales se supone que más me han amado no dudaron ni un segundo en abandonarme, y en cambio este usted Mario –se dio una pausa de su egoísta confesión para tomar un sorbo de su bebida alcohólizada– Por razones que no entiendo, siempre está usted conmigo, incluso cuando cometo imbecilidades de proporciones como esta, tu nunca te alejas de mi...–.

Mario quedo perplejo ante la observación que Mendoza le había compartido, y mucho aun más sorprendido por el hecho de que lo había tuteado, aunque realmente debe admitir que se sintio bastante bien que le hablara de esa manera, de una u otra forma le hizo sentir querido.

Eso es porque soy su mejor amigo viejo, nunca me alejaría de usted, yo lo estimo demasiado –dijo con nerviosismo, la situación en la que estaban le había dado muchas razones para sentirse de esa manera–.

Ay Calderón, yo a usted también lo estimo demasiado hombre –el pelinegro se acercó hacia su contrario para luego quitarse los lentes y acomodar su cabeza en el hombro de el– Yo... lo único que quiero en estos momentos es que este infierno se acabe–.

—el castaño se sonrojo levemente y eso lo hacía sentir ridículo, ¿cómo es posible que esa simple acción minoritaria le afectara tanto a su corazón? ¿Como era posible que el gran galán de Mario Calderón, un hombre conocido por no tener corazón, se sonrojara por algo tan endeble?– .. –dirijo levemente su mirada hacia el rostro del pelinegro, sorprendiendose al encontrar pequeñas gotitas de agua rodando por las mejillas de este, estaba llorando mientras se quedaba dormido– Armando, será mejor que vaya a dormir a la habitación de invitados, en el estado en el que está no puede irse –el castaño recibió un gruñido por respuesta causando que suspirara algo agotado– Venga, vamos–.

▪︎It is painful▪︎ Armando×MarioWhere stories live. Discover now