■Capitulo N°26■

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Narración omnisciente

Luego de pasada la noche como siempre la mañana se hacía presente, cosa que más de uno estaba odiando en este momento. Mario mantenía su semblante amargo más esto no evitó que su curiosidad se activara al escuchar como las secretarias se encontraban lloriqueando y hablando furtivamente entre ellas por lo que disimuladamente se acercó para saber de lo que estaban hablando.
Al parecer la razón de su escándalo era que la actual presidenta de Ecomoda se iba a retirar para irse con aquel francés que hace días había llegado a la instalación. La duda carcomia al castaño, por lo que tenía entendido, Beatriz no podía irse de Ecomoda, aún tenía que reparar muchas cosas por las cuales tardaría meses. Mario no terminaba de comprender lo que sucedia por lo que con todo y confusión se decidió por irse a su oficina.

Armando no estaba en ella, no es como si Mario hubiese querido que fuera así... bueno talvez solo un poco. Pero en fin, tomo parte de su papeleo para empezar a resolverlo y ordenarlo, de todos modos no había algo mejor que hacer. ahora notaba que sin Armando las mañanas solían ser bastante aburridas en la empresa. Aunque no pudo evitar pensar en donde estaria ahora mismo e inconscientemente su corazón se empezó a acelerar cuando el intrusivo pensamiento de que algo malo le pudo pasar le carcomio la cabeza.

Jugaba ansiosamente con su lápiz mientras veía hacia el reloj de la oficina, eran las nueve en punto y el pelinegro aún no llegaba a la empresa pues ni siquiera había escuchado el saludo de las secretarias. Penso en llamarlo, pero se suponía que estaba enojado... pero no podía quedarse con la incertidumbre, por lo que quiso llamar a su secretaria pero justo antes de eso pudo escuchar como el elevador de la empresa de abría. Suspiro aliviado al escuchar el tan característico "Hola, Doctor" de las secretarias, al menos ya sabia que estaba vivo, aún así se extrañó de que no había entrado a la oficina pero deducio que tal vez fue a la presidencia.

De todos modos Mario conocía bien al Mendoza y sabía que al ver la cara del cuartel de las feas la curiosidad lo llevara a preguntar el porque, y claro, le dirían que Beatriz se retiraría antes de tiempo. Era obvia que Armando iría a reclamar o intentar evitarlo, aveces era tan predecible.

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Pasaron proximadamente casi dos horas cuando el azabache porfin dio acto de presencia en la oficina del mayor, en su cara de veía la derrota y el lamento, por lo que Mario deducio que sus ideas eran ciertas.

—Por tu cara, deduzco que te enteraste que Beatriz se retirara de su puesto. –hablo el más alto sin quitar su mirada de su computadora–.

Armando no contestó, solamente de dirigió a una de las sillas y se sentó en ella dirigiendo sus manos a su frente en señal de impotencia y desesperación. Al parecer era más grave que solo eso.

▪︎It is painful▪︎ Armando×MarioNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ