×Capítulo N°14×

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Narración omnisciente

Un nuevo despertar se hacía presente en la vida de el par de Ecomoda, y aunque hubieran dado todo por seguir durmiendo pegados el uno a otro el trabajo les llamaba y no podían hacerse los de la vista gorda así que, sin más, se levantaron para cumplir sus labores.

Armando y Mario iban con un muy mal sabor de boca pues sabían que su primera parada no sería Ecomoda como acostumbraban a hacer, si no que si destino en estos momentos era la tan temida casa de los Pinzón, y a pesar de que Mario intento relajar durante el camino al azabache esto se hizo imposible ya que por cada palabra que decía este pareciera que se estresaba más. Así que Mario decidió guardar silencio hasta que llegarán.

Mario se encontraba más que extrañado pues de una tranquila mañana juntos pasaron a un tenso momento en el cual Armando aparcó el coche fuera de la casa de los Pinzon y salió rápidamente de este sin siquiera esperar a Mario el cual obviamente fue detrás de el, nada nuevo la verdad.

—Armando, tranquilízate por favor, no es necesario armar tanto escándalo –hablo Mario mientras observaba la manera en la que Armando tocaba la puerta de aquella casa–.

—Esta gente no me dejó otra opción respondió el pelinegro y a los pocos segundos la puerta de la casa fue abierta dejando ver a Doña Julia y Nicolás en la entrada– Buenos días, doña Julia–.

—¿Que hace aquí? Le dije que no quería saber nada de usted –hablo histérica la mujer mientras hacía inútiles esfuerzos por cerrar la puerta–.

—Usted sabe perfectamente que tenemos que hablar urgente.–.

Mario se encontraba por fuera de la casa justo al lado de la puerta cosa que le permitía escuchar todo lo que pasaba y claramente las cosas no iban por buen camino, mucho menos cuando la voz del padre de Betty se escuchó y Armando le habló fuerte en acto de presencia, el castaño al oír que las voces se estaban intensificando y al tambien escuchar una voz que parecía amenazar a Armando, supo que debía entrar.

Nicolas, el mejor amigo de Beatriz, no pudo evitar retroceder al ver la presencia del castaño el cual a pesar de tener una apariencia tranquila le era fácil intimidar, y eso quedó bastante claro cuando incluso Hermes Pinzon retrocedió unos pasos pues la presencia de otro individuo se les hizo sorpresa.

—¿Sabe algo don Hermes? ¡Su hija me robó la empresa y ella no me puede hacer esto! –incrimino con voz fuerte Mendoza–.

—¡No lo escuché mijo! volvió a hablar la mujer a su esposo–.

—¡Su esposo me va a tener que escuchar porque su hija no me va a hacer esto! –grito Armando– Vea don Hermes –calmo su voz– yo le firmé unos papeles de confianza y su hija, con este cretino –señaló a Nicolás– Me robó la empresa–.

—¡No, ya no más! –grito indignado el hombre de voz extraña acercandose al pelinegro para propinarle un golpe–.

▪︎It is painful▪︎ Armando×MarioWhere stories live. Discover now