□Capítulo N°28□

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Narra Mario Calderón

Una vez termine de hablar con Beatriz tome el rumbo directamente hacia el ascensor, no quería hablar con Armando y hacer las cosas más difíciles, de todos modos algún día se lo tendría que contar, pero por ahora, lo mejor sería irse y esperar la respuesta de la presidente.

No quiero adelantarme a los hechos, pero si sigue tan lastimada como me comento Armando tendré que tomar mi camino lejos de la empresa, de Bogota e incluso del país si ella así lo decide, de todos modos no me importa, necesito sacar a Armando de sus problemas, yo lo metí en esto y yo lo sacaré.

Doctorsito, ¿ya se va? –senti la voz del portero quien me abría la puerta–.

—Si, Wilson. ¿Donde está mi auto?–.

En el parqueadero izquierdo... Don Mario disculpeme el atrevimiento, pero ¿se encuentra bien? Es que últimamente ya no lo veo llegar con el Doctor Armando y se habla por ahí de que usted está deprimido, ¿acaso terminaron?–.

Narración omnisciente

La pregunta tomo por sorpresa al castaño, aunque a decir verdad el ya sospechaba que Wilson sabía algo, ya que no es que fuera muy bueno disimulando la picardía en sus saludos ni en sus miradas.

—Debi imaginarlo, de todos modos tu eres uno más del cuartel ¿no?, de todos modos no tengo ánimos de hablar sobre eso.–.

—Ay Doctor, me va a disculpar, pero si algo pasó entre ustedes yo le aconsejo que luche, yo en todos estos años que llevo siendo el portero nunca había visto a don Armando con tanta ilusión en los ojos como cuando estaba con usted. Y tal vez sean unas locas pero que eso no les afecte Don Mario –hablo intentando reconfortar al castaño, de todos modos hablaba desde la ignorancia y eso mismo le hizo sacar una sonrisa a Mario–.

He... creo y tienes algo de razón. –le sonrió al hombre de gran estatura– Qué tengas un buen dia Wilson –le dio dos palmadas amistosas en el hombro mientras le dejaba un billete en el bolsillo de su uniforme–.

El hombre caminó hacia su auto viendo como le sonreía a lo lejos el portero. Si en algo se diferenciaba Mario de Armando, era que claramente el castaño era mucho más agradable con los empleados de bajo nivel, aunque obvio, manteniendo su cierta distancia pues había aprendido de su experiencia con Aura María.

Pero eso no era importante ahora, solo quería ir a su departamento, encerrarse y recostarse en su cama hasta que la bendita llamada de Beatriz le llegara. Estaba ansioso mientras que a la vez experimentaba una amarga sensación de vacío, ¿estaba prácticamente dejando a Armando en las manos de esa mujer?, no, no era así y lo sabía bien, mejor dicho lo que le preocupaba es que existiera la pequeña posibilidad de que al dejarlo solo con Beatriz el sea el quien se enamore de ella, sinceramente Mario no soportaría eso.

En fin, el castaño llegó a su departamento, saludo de manera floja al portero y se dirigió hacia su piso. No tomo molestias en dejar las cosas en un lugar apropiado, solo tiro sus pertenencias al piso y se dirigió hacia su habitación.

▪︎It is painful▪︎ Armando×MarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora