6. Rachel brilla

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Rachel me quita el vasito a medio terminar de las manos cuando no puedo parar de reírme.

- ¡Hey!

- Eddie – Llama al hombre que pasaba de casualidad –, ya no nos traigas más tragos, solo la cuenta por favor – Me vuelvo a reír – y una botella de agua.

Eddie asiente a su pedido y se retira, no sin antes sonreír ante mi estado. Volteo a ver a mi amiga.

- ¿De qué se ríe Eddie?

- No te preocupes por ello – Ella ríe.

- ¿De qué te ríes tú?

- Tampoco te preocupes por eso.

- ¿Puedo terminar mi vasito? – Pido, pero, en vez de entregármelo, ella se lo toma de un sorbo.

- ¿De qué hablas?

- ¡Rachel!

No puedo evitar reírme con ella a pesar de que quiero molestarme. Ese era apenas mi cuarto vaso y no lo pude terminar.

Eddie regresa a nosotras, dejando la cuenta frente a Rachel y una taza frente a mí.

- ¿Y el agua? – Pregunto al ver que no tiene nada más en las manos.

- El café te ayudará más, créeme – Sonríe y mira a Rachel – Ese corre por mi cuenta, parece que nuestra amiga lo necesita.

Amiga.

- ¡Tengo otro amigo! – Grito, y a pesar de que hay una barra de por medio y que peso lo mismo que dos Rachel, me abalanzo a abrazar a Eddy - ¡Somos amigos Eddy!

- Sí que lo somos – Me responde él en risas, correspondiendo a mi abrazo –, pero ahora tienes que tomar tu café – Me regresa a mi lugar.

Agarro la vajilla en mis manos, y aunque soy de las personas que prefieren esperar a que el café se enfríe un poco, esta noche me lo bebo sin importarme la quemazón en la lengua.

- ¿Estás listo para el show de esta noche? – Le pregunta Rachel a Eddie.

- Ya sabes que siempre estoy listo para verte brillar, Petite – Se inclina –. He escuchado que uno de tus fans se encuentra por aquí.

- A ver cuál de tantos – Respondo Rachel sin perder el tono jocoso.

- Eres terrible, Petite – Se queja Eddie mientras se endereza en su lugar –. Terrible – Repite antes de irse.

Rachel se ríe a mi lado, despidiéndose de Eddy con la mano aunque él le esté dando la espalda.

- ¿Tienes fans? – Le pregunto.

- Muchos

Aún falta un poco más de media hora para que Rachel suba a cantar, y es el tiempo suficiente para que el café haga efecto. Con unos sorbos la risa tonta se me va y, para cuando termino la taza, mis sentidos se han recuperado, aunque la sensación liviana sigue dominándome.

Por la tarima ya han pasado algunas personas, cada uno invitando a que el público deje las mesas y baile en la improvisada pista de baile del centro. Más de una vez Rachel me ha invitado a bailar, pero la verdad es que terminaría más chocando con la gente que bailando.

Le digo que ella puede ir si quiere, varios chicos y chicas se le han acercado para llevarla, pero nunca me deja sola, como prometió.

Nos mantenemos sentadas, hablando con la misma fluidez de cada día.

No es hasta que un chico de brazos tatuados termina su penúltima canción que nos levantamos de nuestros asientos.

- Tengo que ir a sintonizar a Lucy para nuestra presentación – Señala a su guitarra – Lily, te presento a Lucy.

Trazos AzulesWhere stories live. Discover now