16. Drew

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Papá no se despierta cuando llego a casa, pero Abu sí, sale de su habitación cuando voy cruzando el pasillo. No me sorprende que sea ella quien me atrape entrando a la casa a las 3 de la mañana.

- Veo que te divertiste esta noche – La sonrisa de Abu es grande y pícara.

- Bastante – Confieso, con la cabeza aún en la pista de baile.

- Me alegra que finalmente estés disfrutándote, Rojita – El rostro de Abu se suaviza -, ya era hora

Sonrío: - Yo también.

Es un momento frágil. Abu ha sido mi persona favorita toda la vida. Ella me enseñó a hornear, y a amar a mi familia con cariño. Aunque no compartimos la misma pasión por el arte, fue ella quien me hizo entender lo especial que un par de trazos pueden ser.

Siempre hemos sido Abu y yo. Mack no la ha necesitado como yo cuando tenía su edad, ella siempre ha sido independiente y valiente. Yo necesitaba que los brazos de Abu me protegieran del mundo exterior.

No me avergüenzo de ello.

Entro con ella a su habitación cuando abre un poco más la puerta. De pequeña me gustaba dormir con ella, dejé de hacerlo cuando engordé más. Sentía que le quitaba mucho espacio. Pero esta noche me siento con ella en la cama mientras trenza mi cabello, como si volviera a tener 3 años.

- ¿Sabes? Peter realmente me agrada – Comenta Abu espontáneamente, sus dedos peinando mi cabellera.

- Lo sé – Sonrío -, porque es un artista.

- No solo por eso – Ríe Abu – sino porque de verdad parece que te hace feliz.

Pienso en las discusiones que hemos tenido, en lo incómoda que me siento cuando me dibuja, últimamente ya no tanto.

- No es tanto así – Abu para de cepillar mi cabello -, solo soy su musa.

A través del espejo, veo a Abu sonreír sabihondamente.

- ¡Ah! Así que es uno de esos – exclama Abu -, no debería sorprenderme después de todo.

- ¿A qué te refieres? – Pregunto, pero Abu alza los hombros divertida.

- Algún día te lo contaré – Promete -, cuando no estés alcoholizada y admitas que Peter te gusta.

- ¡No estoy alcoholizada!

Abu ignora totalmente mi honesta exclamación.

- ¿Y Rachel? – Pregunta cuando ha terminado con la trenza y me voltea para quedar frente a frente.

- Conoció a una morena y hasta ahí no supe más.

A Abu le brillan los ojos cuando escucha de la chica del bar, es una fan de las cosas románticas. Simplemente es como ella es, con un instinto para el romance y el arte.

Y entonces se me ocurre: Si alguien hubiera visto a una sombra dejar una flor en el portón – y sabiendo lo chismosa que puede llegar a ser este alguien -, sería Abu.

- Oye, Abu – La llamo. Ella se ha levantado para buscar entre sus cosas una liga con la que amarrar la trenza, pero me hace saber con un sonido de labios cerrados que me escucha -, por curiosidad, ¿tú no sabrías si alguien dejó una flor en el portón la noche pasada?

Tiene sus manos metidas en un cajón y escucho cómo remueve las cosas alrededor. Abu no usa ligas, ella es más una mujer de pinchos y palos chinos - le encanta salir de lo ordinario -, pero sé que, desde el momento en que se convirtió en abuela, guarda una cajita de ligas para sus nietas, y que en este momento pretende buscar arduamente para no darme una respuesta.

Trazos AzulesWhere stories live. Discover now