15. No tener sentido

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Lo primero que veo al entrar a mi habitación es que la flor está en un florero, cuando yo la había dejado en la cama. Mack debió ponerla en agua, ella es la única que se acordaría de algo tan pequeño.

Tomó unos tentativos pasos hacia el lirio, con la luz de la tarde el tono blanco de sus pétalos se torna melón. Es bonita.

Aún tiene la tarjeta amarrada a su tallo. DT. La volteo buscando si hay más, pero al igual que esta mañana, la parte trasera está vacía. Es un regalo de textura aterciopelada. No sé qué debería hacer con ella.

DT son las siglas que han estado atormentando a mi papá últimamente. Él lo llama rufián, Abu y Mack lo llaman artista, y yo, honestamente, no le había prestado tanta atención hasta que recibí una flor en su nombre; ahora es un secreto, algo que une a mi hermana y a Rachel, pero que a mí me deja con la curiosidad vibrando entre los huesos.

Será un misterio para otro día, pienso, apartando la mano.

Esta noche he quedado con Rachel de contarle mi noche con Peter, y solo tengo una hora para pedirle a Mack que me ayude a arreglarme y llegar a Lucky Star.

...

No tan diferente a la otra noche, el bar nos envuelve en su aire cargado de música y diversión.

Eddie nos levanta la mano fugazmente desde la barra, donde no tiene tiempo para un saludo más ameno. Está corriendo de lado a lado preparando y sirviendo cocteles, la demanda de la noche es alta. Por suerte, parece que alguien más lo está acompañado esta noche, una mujer pequeña y morena de rostro familiar.

Rachel y yo serpenteamos entre la gente hasta tomar asiento en los taburetes del bar. Entre su ajetreado turno, Eddie pasa por nosotras para dejar un par de vasitos azules. Orgasmos.

- Bien, este es el plan – Dice Rachel, empujando una de las bebidas hasta que está en mis manos –. Tú vas a tomarte ese chupito, sorbito a sorbito, recuerda; y vas a ser muy generosa con los detalles de tu cita ahora que tu hermana ya no está.

- No era una cita – Aclaro, pero mi amiga me ignora mientras se termina el orgasmo de un trago.

Bufo. Supongo que no tengo opción.

Tomo el primer sorbo tentativamente, no arde tanto como la primera vez.

- Lo único que tienes que saber de esa noche es que Peter y yo ahora estamos en la misma página.

Me acabo el orgasmo al segundo sorbo. Rachel frunce las cejas intrigada.

- ¿A qué te refieres?

- Bueno... - Busco las palabras correctas para no revelar mucho -, a que hemos llegado a un acuerdo. Creo.

- ¿Crees?

Rachel se espabila. Otro par de chupitos aparecen frente nuestro. Yo agarro el primero.

- Sí, o bueno... Algo así. Me ha propuesto algo nuevo.

- ¿Algo nuevo?

Suspiro, levemente irritada: - Deja de preguntarme cosas, Rachel.

- ¿Cómo quieres que entienda bien la situación si no pregunto? ¡No me estás diciendo nada!

Ese es el punto.

Pero mi amiga está insatisfecha. Hace un puchero, sacando su labio inferior y abriendo ligeramente sus ojos azules con falsa pena. Lucho por un minuto más antes de terminar cediendo.

- ¡Está bien! ¡Está bien!

Rachel festeja con pequeños aplausos y tomándose su bebida en tiempo récord después de chocarlo con el mío. Abandona el vaso vacío, expectante a que yo empiece con el mío.

Trazos AzulesWhere stories live. Discover now