⠀⠀01. un nuevo año

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Las flores de cerezo empezaron a inundar los parques y algunas calles de Japón, advirtiendo así a los estudiantes, que un nuevo curso escolar estaba a punto de empezar para ellos. En una pista de hielo cercana al centro de la ciudad, las estaciones no parecían importar mucho, el frío dominaba ese lugar y a Leiko Hirose eso le encantaba. El reloj marcaba las seis menos cuarto, indicándole a la chica que sus prácticas terminarían en una hora y cuarto.

—Repite el estribillo Lei, creo que te vendrá bien practicarlo de nuevo —le dijo su entrenador personal, Viktor.

Era un hombre que apenas rozaba los veintitrés años, pero con muchas experiencias en lo que al patinaje artístico se refiere. Había ganado varias veces el Grand Prix Final Junior y ganado dos veces seguidas en la edición Senior. Había decidido darse un pequeño descanso para entrenar a Leiko, una joven que descubrió durante el Grand Prix Final de hacía dos años y en la cual vió mucho potencial que se había de aprovechar.

—Está bien, Viktor —respondió la chica dirigiéndose al centro de la pista.

Viktor puso la música desde la parte que había mencionado y notó como el ambiente de toda la pista cambió por completo. Leiko repitió de nuevo el estribillo hasta que le quedó todo lo perfecto que podía en ese momento. La chica se movía con soltura por la pista, clavando todos y cada uno de sus saltos triples e intentando algún que otro salto cuádruple.

La hora y cuarto que restaba se pasó volando y su tiempo de la reserva de ese día había llegado a su fin. Viktor se despidió de Leiko y esta aprovechó para ducharse en el vestuario. Decenas de cosas pasaron por la cabeza de la joven, entre ellas, algunos pasos que podría practicar la próxima sesión de entrenamiento con Viktor o como sería reencontrarse con sus compañeros del club de voleibol después de un mes y medio sin saber absolutamente nada de ellos.

Nuevos alumnos llegarían a la Preparatoria Karasuno ese año, como todos los años, y con ello, probablemente nuevos miembros para el club de voleibol que podrían ser de mucha ayuda para llegar a los nacionales ese año.

Al salir del gimnasio en el que se encontraba la pista de patinaje donde entrenaba, se paró un momento en la puerta para sacar su teléfono móvil y colocarse bien sus auriculares antes de seguir su camino hacia casa. Pero alguien le golpeó en el hombro haciendo que el aparato casi cayera al suelo.

—¡Ey! ¿A ti qué te pasa? —preguntó enfadada en un tono lo suficientemente alto como para que el chico con el que había chocado le escuchara, ya que este también llevaba unos auriculares puestos.

—¿Hm? —murmuró el chico girándose hacia Leiko. Tenía una ceja levantada y con un aire lleno de soberbia, se quitó uno de sus dos auriculares—. ¿Dijiste algo?

Leiko levantó la mirada para centrarla en los ojos del chico, los cuales estaban escondidos tras unas gafas. El chico era muy alto, demasiado incluso para ella, media alrededor de un metro noventa, pero no dejó que eso le intimidara.

—Sí, que qué cojones te pasa.

—No creo que dijeras eso la primera vez, has añadido una mala palabra para hacerte la dura, pero sabes perfectamente que te he intimidado nada más darme la vuelta —respondió con una sonrisa llena de soberbia.

Leiko estaba consternada, ¿quién se creía ese niño? Lo miró de arriba a abajo, iba vestido con una ropa bastante decente por lo que descartó la idea de que fuera un malote de los que suele haber en las clases de secundaria. Mirándolo con una cara de pocos amigos, finalmente Leiko decidió volver a hablar.

—No pienso perder más tiempo contigo —dijo sin hacer un mínimo cambio en su expresión. Y justo después, le dió al aleatorio en su lista de reproducción para darse la vuelta y dirigirse directa a casa.

𝗜𝗖𝗘 ━━ kei tsukishimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora