⠀⠀27. enamorado

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Al amanecer, Leiko despertó tapada por una fina sábana. Estaba completamente desnuda y el recuerdo de la noche anterior se posó en su mente haciendo sonrojar sus mejillas: Kei quitándole la ropa recorriendo su cuerpo con sus manos con tanta delicadeza que parecía que estaba tratando con una muñeca de porcelana, los besos húmedos que el chico dejó por todo su cuerpo acompañados de suaves caricias por el mismo, el sonido del paquete del preservativo abriéndose lentamente y la imagen del rostro de Kei en el momento que se unieron por completo. Todo eso estaba volviendo a reproducirse dentro de su mente, acelerando su corazón y haciendo más notorio el sonrojo de sus mejillas.

—Buenos días —saludó Kei cuando al salir del baño vio que Leiko ya estaba despierta—. ¿Has dormido bien?

Kei se acercó hasta Leiko y se inclinó hacia ella para besarla, tomándola gentilmente del mentón con una mano y apoyándose en la cama con la otra. Leiko pasó sus dos brazos tras el cuello de Kei, haciendo que el chico perdiera el equilibrio y cayera encima de ella pero sin llegar a aplastarla.

—He dormido estupendamente, ¿tú has dormido bien? —preguntó en un susurro. Una pequeña sonrisa adornaba su rostro, sus mejillas estaban muy sonrojadas y su mente daba vueltas con solo recordar lo que ocurrió.

—He dormido junto a la mayor obra de arte que ha pisado territorio francés que además es mi novia, no podría haber dormido mejor.

—Kei me voy a sonrojar si me sigues diciendo esas cosas —contestó Leiko tapando parte de su rostro con su mano mientras que con la otra sujetaba la sábana a la altura de su pecho.

—Igual eso es lo que busco —susurró volviendo a besar a Leiko—. Lo de ayer...

—¿Sí?

—Me gustó mucho... —confesó apartando la mirada mientras tragaba saliva. Sus mejillas se tiñeron de color rojo en un instante y una pequeña sonrisa fruncida apareció en sus labios—. ¿Podremos... repetirlo otro día?

—¿Qué te parece cuando volvamos aquí mañana después de haberme clasificado para el Grand Prix Final? 

Leiko puso su mano sobre el brazo de Kei, deslizándola por este con suavidad notando como la piel del chico se erizaba tras el contacto con sus dedos. Al llegar a su mano, las entrelazó dejando pequeñas caricias en el dorso. Kei asintió a la proposición de Leiko y, sin retrasarlo mucho más, empezaron a prepararse para bajar a desayunar. 

El desayuno fue tranquilo, aunque los cuatro se dieron cuenta que estaban más felices de lo que solían estar. Kei y Leiko se miraron a la vez que Viktor y Yuuri, para luego dirigir sus miradas a la pareja contraria. Con ese intercambio de miradas supieron exactamente la razón por la que estaban tan felices.

—Al final el número de camas sí que importó, ¿eh, Leiko? —vaciló para después darle un sorbo a su taza de café.

—Habría pasado igual si hubieran habido dos camas, Viktor. Ese detalle solo habría limitado el espacio —contestó con una sonrisa burlona, a lo que Yuuri empezó a reír tanto por la actitud de su pareja y de Leiko como por la cara que había puesto Tsukishima.

Al terminar el desayuno, se dispusieron a ir a la pista en la que se celebraría la competición, no sin antes subir a la habitación en la que se hospedaban Leiko y Kei para que la chica pudiera ponerse el poco maquillaje se solía llevar en las presentaciones. Un poco de corrector, un toque de colorete en sus mejillas y en su nariz y un delineado simple pero bonito era más que suficiente para que Leiko se sintiese satisfecha y lograra hacer que Kei soltara un suspiro de asombro.

A Leiko no le gustaba maquillarse, además, sabía que aunque le gustara, no tendría la fuerza de voluntad necesaria ni las ganas de arreglarse para salir. No hacía ni falta recordar la pereza que le daba hasta hacer el lazo de su uniforme para ir a clase, pero sabía que de vez en cuando y en ocasiones tan puntuales como esas tampoco venía mal arreglarse un poco para verse más bonita.

𝗜𝗖𝗘 ━━ kei tsukishimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora