⠀⠀38. baile

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—¿Puedes sentarte tranquila solo cinco minutos, Lei? —le preguntó Viktor tomándola de los hombros y obligándola a sentarse en un banquito de la sala—. Sigues estando en primer lugar y nadie ha sido capaz de acercarse ni por veinte puntos a tu marca, cálmate. Solo quedan dos patinadoras.

Solo quedaban dos patinadoras con mucha más experiencia que ella, que llevaban más años compitiendo que ella y que aún tenían la oportunidad de superar su marca. Leiko se sentía ansiosa, nunca se había sentido de esa forma, pero creía que era por la presión de ser la competición más importante del mundo del patinaje artístico. Su respiración estaba acelerada, por momentos escuchaba unos pitidos en sus oídos y sentía la boca seca.

—¿Cuándo vuelve Kei? —preguntó Leiko hablando por primera vez después de tres cuartos de hora en completo silencio.

—Debe de volver pronto.

Tsukishima había ido en busca de comida y agua para calmar a Leiko, ya se había terminado la botella de agua que la organización repartía a las patinadoras, pero ella seguía sintiéndose sedienta. Cuando el chico regresó, trajo con él unos auriculares, su teléfono, una bolsa de patatas fritas, un paquete de las galletas favoritas de Leiko y una botella de litro y medio de agua.

—Perdón por tardar, no sabía si hoy te apetecería salado o dulce, así que he cogido ambas cosas —habló Kei sentándose junto a la chica, quien movía la pierna incontrolablemente por el nerviosismo.

Kei puso su mano sobre la pierna de ella para relajarla, moviendo lentamente su pulgar por el interior del muslo y notando como la velocidad del movimiento de la pierna se iba relajando cada vez más. Sin decir nada, Kei le ofreció tanto la bolsa de patatas como las galletas a Leiko, dejándola elegir lo que prefería.

Lo primero que hizo fue beber un poco de agua, respirando profundamente para calmar sus nervios todo lo posible. Al ver los dos aperitivos que Kei le ofrecía, no dudó en escoger las galletas. Apoyó su cabeza en el hombro de Kei, aun respirando un tanto nerviosa, pero poco a poco calmando la intensidad de su respiración.

—Te he traído los auriculares, podemos escuchar música si quieres. Así no pensarás tanto en los programas de las que faltan.

En ese momento, un pitido se escuchó a través del televisor, el cual mantenía un volumen muy bajo para que Leiko no le prestase atención. El marcador de la patinadora que acababa de terminar había quedado en 243.20.

Leiko continuaba en primera posición.

—Ya queda poco Lei —le dijo Viktor agachándose frente a ella. Leiko sonrió levemente, preocupada todavía por la participante que quedaba.

Leiko sintió como Kei le colocaba los auriculares en las orejas y encendía la música para que dejase de pensar por unos minutos. Reconoció las canciones por ser las que añadió ella en la playlist que habían hecho juntos en su momento con sus canciones favoritas. Con el tiempo sus gustos musicales terminaron fusionándose y ahora las que las canciones favoritas de Kei también lo eran de Leiko y viceversa.

Se apoyó en el hombro de su novio, sintiéndose terriblemente cansada en ese mismo instante y, además, la música no ayudaba nada, ya que eran canciones relajadas más que perfectas para poner de fondo a la hora de dormir. Leiko estaba segura de que se había terminado durmiendo al menos unos diez minutos enteros, notando también las caricias de Kei en su pierna.

Pero algo la despertó de golpe.

Un grito, sin poder reconocer si era de alegría o de enfado, se escuchó en toda la habitación. Leiko abrió los ojos tan de golpe y se levantó tan deprisa que los auriculares se cayeron de sus orejas, para encontrarse la imagen de Viktor saltando de felicidad por toda la habitación como un niño pequeño al que acababan de regalarle un juguete nuevo.

𝗜𝗖𝗘 ━━ kei tsukishimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora