⠀⠀35. nacionales

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Leiko abrió los ojos de golpe apoyada en el hombro de su novio tras escuchar todos los gritos provenientes de sus compañeros. Ya estaban llegando a Tokio para ser partícipes de los tan esperados y deseados nacionales por los cuales tanto sudor y lágrimas habían derramado. Pasó sus nudillos levemente por sus ojos con tal de quitar la suciedad que se había acumulado ahí la última hora y media que había estado durmiendo, dejando que su vista se acostumbrase poco a poco a la luz y le permitiera ver de nuevo.

—Ya estamos llegando —anunció el profesor Takeda sonriente como siempre.

—No me había dado cuenta —murmuró Leiko un tanto molesta por la manera en la que había sido despertada. No había podido dormir nada la noche anterior debido a los dolores a los que se llevaba enfrentando desde hacía ya dos días, por lo que no había sido capaz de descansar.

—Qué agradable estás recién despierta —susurró Tsukishima, moviendo un poco su cabeza para dejar un beso sobre la cabeza de Leiko—. Buenos días.

—Buenos días —respondió Leiko mucho más contenta, estirándose un poco para darle un torpe abrazo a su novio.

Al cabo de una media hora más en la que Leiko volvió a cerrar los ojos sin llegar a dormirse de nuevo, llegaron a la pequeña residencia en la que se quedarían durante los días que participasen en el Torneo Nacional. Leiko, nada más entrar en la habitación que compartiría con Yachi y Kiyoko, dejó todo preparado para poder acostarse después de la cena y el baño. No duró mucho comiendo, ya que los dolores menstruales le habían quitado el apetito, pero llegó a comer lo suficiente como para no fallecer de inanición. 

Luego de un baño relajante en la gran bañera que tenían en la habitación, Leiko se pasó dos minutos por la habitación de los chicos para desearles unas buenas noches, darle un abrazo a Sugawara y un corto beso de buenas noches a Kei, oyendo al resto de chicos alrededor chillar e incluso aplaudir, provocando unas pequeñas risas en ella.

Se fue a dormir mientras de fondo escuchaba el discurso que el entrenador Ukai y el profesor Takeda les estaban dando. Llegó a escuchar con no mucha claridad las palabras «Inarizaki» y «Hyogo», probablemente era la escuela contra la que jugarían mañana, a Leiko no le sonaba el nombre de esa escuela pero por la preocupación que notaba en la voz del entrenador Ukai, debía de ser una muy buena.

A la mañana siguiente Leiko se despertó realmente contenta, había dormido alrededor de once horas y le habían sentado de maravilla. Acababa de descubrir aquello a lo que llamaban «sueño reparador». Se vistió a toda prisa y bajó a preparar el desayuno antes de que todos, incluido el profesor Takeda, estuvieran despiertos. El reloj marcaba las seis y media de la mañana, y de la cocina de la residencia ya se escapaba el olor de los diferentes platos que estaba preparando. Había hecho varios bocadillos, arroz, huevos con beicon y había preparado algunos tazones por si a los chicos les apetecían unos cereales.

Los chicos comenzaron a llegar poco antes de las siete y el profesor Takeda le agradeció a Leiko que se hubiera tomado la molestia de hacer el desayuno. Todos terminaron de desayunar bastante rápido, estaban ansiosos por llegar al estadio y aprovechar la media hora que tendrían para entrenar antes de su primer partido.

—¿Estás nervioso? —preguntó Leiko aún sabiendo ya la respuesta. Tsukishima estaba jugando con sus dedos como siempre lo hacía cuando no se aguantaba de los nervios, también había empezado a mover su pierna derecha muy rápido por lo estresado que estaba. 

Leiko puso su mano sobre las dos manos de Tsukishima y dejó un beso en su frente, ayudándolo a tranquilizarse. Le pasó una de las botellas de agua que tenía en la mochila que llevaba con ella para que el chico pudiera beber algo y, cuando terminó, sujetó con cuidado la cabeza del chico apoyándola sobre su hombro y acariciando suavemente su mejilla.

𝗜𝗖𝗘 ━━ kei tsukishimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora