⠀⠀28. hospital

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Leiko abrió los ojos sobresaltada, mareada, confundida. No lograba recordar al cien por cien lo que había pasado, y tampoco tenía idea de porque estaba en una habitación de hospital. Sintió como algo entraba en su cuerpo a través de una vía intravenosa, por lo que confirmó una vez más que se encontraba en una habitación de hospital. A uno de sus lados notó la presión de otro cuerpo, como si alguien más estuviera durmiendo con ella, pero no podía levantar la cabeza porque sentía que si lo hacía esta explotaría.

Se quedó mirando al techo pensativa, intentando recordar lo que había ocurrido para saber la razón por la que estaba en una habitación de hospital, pero por más que lo intentara, no lograba recordar nada.

Mhm... —murmuró la persona que estaba junto a Leiko. Ella deducía que quien fuera que estaba ahí, estaba apoyado con sus brazos en el colchón de la cama, apoyando su cabeza encima. Al levantar la cabeza y ver los parpados abiertos de la chica mostrando así sus ojos, saltó sobre ella para abrazarla—. ¡Leiko!

Leiko abrió los ojos como platos al no entender lo que estaba pasando.

—Lei me diste un susto de muerte, por un momento pensé que no despertarías... Me encargué personalmente del que lanzó esa flor que hizo que resbalaras y cayeras al hielo. De verdad que los franceses a veces están muy locos. Menos mal que ya hemos vuelto a Japón. ¿Cómo te encuentras? ¿Necesitas algo? Debería llamar a los médicos primero, ahora...

—Perdona pero... —le interrumpió. Seguían sin entender absolutamente nada—. ¿Quién eres?

Leiko no recordaba absolutamente nada, y no entendía por qué ese chico rubio tan alto estaba hablándole como si le conociera desde siempre.

—Vamos Lei, tienes que estar bromeando —rio el chico no haciendo mucho caso a las palabras de Leiko, al ver que la chica seguía sin entender nada, empezó a preocuparse—. Soy Kei, Tsukki, el rubio amargado al que querías matar a inicios del curso, la torre de telecomunicaciones... tu novio. Llevamos ya varios meses saliendo, Leiko, mañana harán cuatro meses.

—Lo siento pero ahora mismo no sé de qué me estás hablando... —respondió muy apenada. Sentía como si acabaran de arrancarle algo de ella pero realmente no tenía idea de qué era.

Siguió rebuscando entre sus recuerdos y la última cosa romántica que tenía constancia de que había ocurrido no tenía nada que ver con ese chico que la miraba como si se le estuviera cayendo el mundo encima en ese preciso momento. En el último recuerdo que encontró, ella estaba con Tōru en la pista de patinaje en la que siempre entrenaba, ayudando al mayor para que no cayera al suelo porque era muy torpe a la hora de mantener el equilibrio sobre el hielo.

Al levantar la vista de nuevo, Leiko pudo ver a Kei tragar saliva mientras su labio inferior y sus manos temblaban como si una corriente de aire le hubiera golpeado en la cara a pesar de estar en un sitio cubierto y tener las ventanas de la habitación cerradas. El chico bajó su mirada, apagándose por completo y sin poder asimilar lo que estaba pasando en ese preciso momento.

—Voy a por los médicos —se limitó a contestar para después salir de la habitación cerrando la puerta tras él.

Leiko se quedó muy confundida. Sobre todo en el momento que Kei mencionó que él y ella eran pareja. Ya un poco más estable, se levantó un poco de la cama y miró a su alrededor buscando su teléfono, el cual descansaba sobre una mesilla que había en el lado derecho de la cama. Al lado del móvil había un gran jarrón lleno de flores de nieve.

—Papá debe habérmelas traído —murmuró mirando el jarrón con una pequeña sonrisa ladeada.

Se estiró un poco para alcanzar el teléfono. Al desbloquearlo, la galería de fotos se abrió automáticamente, esa parecía ser la última aplicación que utilizó antes de todo eso. La foto en cuestión que estaba abierta era una de ella y de Kei dándose un beso frente a la torre Eiffel.

𝗜𝗖𝗘 ━━ kei tsukishimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora