⠀⠀17. cita

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El día que Leiko y Tsukishima habían acordado para repetir lo de hacía un par de semanas había llegado, y Leiko llevaba una hora dando vueltas por su habitación histérica y rebuscando entre toda su ropa para encontrar algo bonito para ponerse. Ni siquiera cuando salía con Tōru se preocupaba tanto por la ropa que llevaba pero, por alguna razón, con Kei se preocupaba un mínimo por su imagen.

Tardó en prepararse media hora más. Cuando bajó al salón a recoger sus cosas para salir hacia el lugar en el que habían quedado ella y Kei, su madre bromeó con echarle la bronca a Tsukishima por cambiar tanto a su hija, a lo que ella le respondió con una sonora risa y un beso de despedida en la mejilla.

—¡No dejes que se sobrepase contigo! —gritó Kaiyo entre risas cuando Leiko estaba a punto de abrir la puerta.

—¡No se va a sobrepasar conmigo, mamá! —le respondió Leiko abriendo la puerta soltando otra risa.

Al salir afuera y cerrar la con llave, miles de ideas se instalaron en su cabeza, mezclándose entre ellas y provocando un cosquilleo que hicieron que Leiko volviera a reír. Esas ideas aceleraron su corazón y calentaron sus mejillas, las cuales se volvieron de un rojo aún más intenso cuando la chica se giró y encontró a Tsukishima apoyado en el muro de la casa de enfrente.

—Tu madre puede estar tranquila, no voy a hacer nada que tu no quieras —dijo bajando sus auriculares, tenía una pequeña sonrisa en su rostro y una diminuta risa salió de su boca al ver la cara de Leiko.

—¿Qué haces aquí, Kei? —preguntó Leiko saliendo del pequeño jardín delantero y poniéndose frente a él. Sin darle tiempo a responder, volvió a hablar: —¿No se suponía que nos veríamos en el parque en el que estuvimos la otra vez?

—Me quedaba más cerca venir a buscarte directamente —respondió fijando su mirada en los ojos de Leiko. Ella no lo notó, pero Tsukishima bajó su mirada unos cuantos centímetros por unos milisegundos—. ¿Nos vamos?

—¡Sí! —respondió animada. Leiko empezó a caminar un paso por delante de Tsukishima, feliz por estar con él y por el día tan estupendo que hacía.

Tsukishima se quedó pensativo por lo que acababa de hacer inconscientemente, había bajado su mirada hasta los labios de Leiko. Justo como el otro día, cuando parecía estar tan decidido a besarla. Mientras ella le explicaba cosas sobre sus programas en la Copa de China, él escuchaba atento pero al mismo tiempo estaba inmerso en sus pensamientos. Se quedó con el momento en el que volvió a ver a Leiko después de esos días tan intensos en el intercolegial, ni siquiera él sabía por qué fue a buscarla al aeropuerto, pero no se arrepentía de haberlo hecho, se sintió muy aliviado al verla. Apartó a un lado la frustración por haber perdido contra Seijoh y un ápice de felicidad creció en él al tener a Leiko entre sus brazos.

Esa misma noche, después de todos los acontecimientos de esa tarde junto a Leiko y el resto del equipo, estuvo un rato mirando al techo antes de dormir, intentando ordenar sus ideas y comprender sus sentimientos hacia Leiko.

Y se dio cuenta de que ella le gustaba mucho más de lo que pensaba.

—¿Me estás escuchando, Kei? —preguntó la chica chasqueando sus dedos frente al rostro de él.

—Claro que te estoy escuchando —respondió pestañeando un par de veces antes de volver a mirar hacia abajo para mirar a Leiko a los ojos.

—Vale pues repíteme lo que te estaba explicando sobre mi último salto en el programa libre —pidió la chica con una sonrisa confiada.

—Me estabas diciendo que durante tu swalcow cuádruple...

—Es salchow —corrigió Leiko entre risas—. Continúa.

𝗜𝗖𝗘 ━━ kei tsukishimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora