-𝟏- 𝓔𝓷𝓬𝓾𝓮𝓷𝓽𝓻𝓸

3.4K 175 52
                                    

Oh los sábados...todos amamos los sábados, un simple día después de una semana dura de escuela, descanso. Sin embargo hoy no es un muy buen día para mí. Resulta que los sábados en mi escuela son los días en los que llaman a los padres de los alumnos "indisciplinados", el maestro de Matemática mandó a llamar a mi madre porque me dormí en su maldita clase y bueno ahora lo estoy pagando.

Crucé la puerta de la escuela de mala gana mientras arrastraba los pies, mi madre me agarraba de la muñeca mientras me arrastraba con ella.

— No puedo creerlo _____ Cádiz— repitió mi madre con enojo— Así no es como te he educado.

Me mantuve en silencio y solo rodé los ojos mientras seguía escuchando el sermón de mi madre.

Finalmente llegamos a la puerta del salón de matemáticas y mi madre volteó a mirarme. Ya no tenía una cara de enojada sino una pasiva y con una pequeña sonrisa falsa.

— Te quedarás aquí mientras habló con tu maestro, no hagas nada estúpido— dijo y finalmente entró al salón dejándome completamente sola.

Mi madre era un poco MUY dramática, también olvidé mencionar que es una fanática religiosa, toda su vida gira en torno a Dios y Jesucristo, para mí una simple adolescente de 16 es un poco traumatizante ver cuadros de Jesús hasta en el baño. En fin...mi madre cree que se ha equivocado conmigo porque básicamente soy la oveja negra de la familia- aún pienso que no es para tanto- la quiero mucho aunque a veces peleo con ella por la diferencia de opiniones y de más.

Apoyo mi espalda en el casillero y me deslizo hasta sentarme en el piso.

El sonido ensordecedor de una puerta azotada hizo que me sobresaltara, levanté mi vista y vi a cierto chico vestido de negro salir del salón de en frente. Se veía enojado ya tan pronto se calmó sacó un cigarrillo y lo colocó en su boca acto seguido lo encendió con un encendedor que sacó de su bolsillo. El se sentó en el piso a igual que yo quedando frente a frente.

Louis nisiquiera se dió cuenta de mi presencia seguía distraído fumando.

Conocí a Louis cuándo era pequeña aproximadamente unos 6 años de edad, el siempre fue... especial, con un muy mal carácter. Mi recuerdo más vívido con el fue cuando me empujó al lodo para quedar bien con sus amigos. Jugábamos de vez en cuando en el parque que estaba cerca de esta misma escuela, ahí van los alumnos cuando la jornada de clases termina, a hacer lo que se les da la gana.

El punto es que Louis Partridge siempre se la pasa en es parque con sus amigos haciendo no sé qué carajos.

Desde ayer mi curiosidad por el incrementó, ¿que esconde esa cara malhumorada?, ¿cuál es su historia? ¿Por qué es como es?

Traté de hacer ruido con mi boca para que me tomara atención pero tan solo me seguía ignorando, empezé a pensar que lo hacía a propósito. Hasta que aclaré mi garganta con más fuerza.

— ¿Si? Se te ofrece algo?— preguntó de mala gana.

— Oh nada, solo me molesta la garganta— dije con una media sonrisa, el solo bufó con molestia.— En realidad si, tengo una pregunta.

— No quiero responder más preguntas, así que no la hagas— dijo soltando el humo de su boca.

— La haré de todas formas.— dije.

Empezé a gatear hacia él hasta quedar junto a el, el olor a cigarrillo se sentía mucho más fuerte dejándome sin aire. Su mandíbula estaba tensa y evitaba mirarme. Solo sentía el roce de su hombro contra el mío.

— ¿Que haces aquí?— pregunté mirándolo fijamente.

— ¿No es obvio? Hice algo malo, babosa.

— ¿Babosa?

— ¿Enserio tengo que explicarlo?— dijo finalmente mirándome con una ceja levantada.

Ahora lo entiendo! Que grosero.

— Eso no responde mi pregunta— dije cambiando de tema.

— Me sorprendieron fumando en el baño de chicos— dijo finalmente resignado— ¿Ahora me dejarás en paz?

— Y por eso fumas ahora mismo también— dije.

— Agh, eres muy insoportable— Louis se sostuvo la cara con frustración.

Quedamos en un silencio muy incómodo, solo escuchaba el sonido de sus labios soltando el humo, por un momento sentí como este momento era tan satisfactorio, el siendo tan misterioso como siempre y yo intentando desifrar sus pensamientos. Todo iba tan bien hasta que él extendió su mano con la intención de que tomara el cigarrillo.

— Yo no fumo— dije negando con la cabeza.

— No quiero que fumes yo nunca comparto mis cigarrillos, solo quiero que me lo sostengas un momento— dijo con tranquilidad.

— Oh.

Dudosa agarré el cigarrillo entre mis dedos, nunca antes lo había hecho, siempre vi este tipo de "placeres" como los cigarrillos o el alcohol como cosas realmente estúpidas e insignificantes, pero ahora que tengo un detonante del cáncer entre mis dedos puedo sentirme como una chica mala que sigue sus propias reglas.

Boom toma eso mamá.

— ______!— escuché el gritó de mi madre que hizo que saliera de mi trance.

Miré a mi madre luego al cigarrillo.

— Oh, no no, mamá yo no lo estaba fumando!— Traté de explicarle.

— Crees que estoy ciega? Estás llegando a mi límite!— gritó más fuerte— Suelta eso y vámonos a casa.

No supe que hacer, por un lado solo quería gritarle a mi madre y por el otro esconderme cinco metros bajo tierra.

— Ay linda _____ te dije que no era buena idea fumar aquí— dijo Louis con una voz inocente.— Le recomiendo que la cuide mucho mejor señora.

Lo miré con enojo, él me había dado el cigarrillo a propósito, eso fue tan bajo, en ese momento solo quería golpearle la cara sin embargo la presencia de mi madre lo impedía completamente.

— Tú.— dijo mi madre mirando a Louis con enojo, incluso mucho más que yo— Con ese aspecto, claramente no eres una buena influencia para mí hija, aléjate de mi hija muchacho del demonio.

— Me está haciendo un gran favor señora— dijo todavía con su sonrisa traviesa.

Louis tomó su mochila y se la puso en sus hombros.

— Adiós señora, Dios está con usted— le dijo Louis a mi madre ¿Que no le tiene miedo a morir?— Adiós, babosa.— dijo ahora mirándome a mí.

El se fue caminando, solo lo vi alejarse por el pasillo mientras silbaba una melodía alegre.

Maldito.

— Que chico tan desagradable— dijo mi madre aún mirándolo con desprecio— Y tú— ahora me señalaba a mí— Estás castigada y el próximo fin de semana irás a la capilla a ayudar al padre Ramón con los quehaceres de la iglesia.

— Pero mamá— Protesté.

— No hay peros que valgan— dijo con una voz severa— Irás y punto, ahora vámonos a casa.

Mi vida estaba arruinada.

Bueno estoy exagerando pero enserio odiare pasar mi fin de semana ordenando biblias y aguantando a los niños que hacen su primera comunión.
¡QUE PESADILLA!

Maldito Louis me las pagarás.

~•~

♬ Sweet Bad Boy ♬ Louis Partridge ♬Where stories live. Discover now