-𝟏𝟑- 𝓓𝓸𝓶𝓲𝓷𝓰𝓸 𝓢𝓪𝓷𝓽𝓸

1.7K 124 43
                                    

Entonces llegó el domingo.

Una persona suele amar los domingos pero yo los detesto, ¿y por qué los odio? La respuesta es simple.

Tengo una madre cristiana.

Aunque los domingos solía despertar más temprano para evitar los gritos de mi madre, hoy simplemente no pude hacerlo. Desde hacía varios días estaba bajoneada por razón que empieza con L, a pesar de que no me permitía llorar por esa estupidez no podía evitar sentirme mal, pensar en ese día me estrujaba los órganos.

Tal vez estaba enojada por mi orgullo, por ser tonta y pensar que Louis me correspondería, tal vez estaba triste porque Louis me correspondió, no lo sabía, lo único que sabía es que me sentía tan jodidamente mal que este domingo no pude ni levantarme para evitar los gritos de mi madre.

Cómo siempre ella estaba de mal humor, cuando bajé a la cocina a buscar algo de comer me encontré con mi madre peinando a Lizzie, la pequeña por supuesto tenía mala cara pues los peinados de domingo no eran para nada bonitos y para nada cómodos, que bueno que ya pasé por esa etapa.

— Y papá?— pregunté buscándolo con la mirada.

— No irá con nosotras— dijo mi mamá sujetando el cabello de Lizzie para que estuviera los más apreto posible.

— ¿Por qué?

— Porque no— dijo evitando mi pregunta— Ya estás lista? Te dije que te pusieras el vestido blanco que te compré ¿Por qué nunca me haces caso?

— Porque no— dije con una sonrisa.

— _____ hoy no quiero pelear si?

— Y tú crees que yo sí?— dije agarrando el panqueque que estaba en la mesa

— Ya no hay tiempo de que comas, debemos ir a la iglesia— se acercó a mí quitándome  el panqueque de las manos.

Cuando llegamos nos sentamos en los primeros asientos como de costumbre pues mi madre decía que el mensaje de Dios le llegaría antes. El padre Ramón empezó a hablar y contar algunas parábolas de la biblia como de costumbre, mi madre asentía constantemente y cerraba los ojos como si recibiera el aire de la rosa de Guadalupe.

No pude evitar reírme un poco por debajo.

Pasado el tiempo empecé a inquietarme, el tiempo pasaba tan lento que tuve que recurrir a ver el reloj de mano que tenía el hombre sentado junto a mí.

Tras varios bostezos ahogados e intentos fallidos para desaburrirme el padre Ramón dijo:

— Hermanos y Hermanas podemos irnos en paz...— los ojos me brillaron y me levanté lo más rápido que pude— Pero antes quisiera que conocieran al nuevo coro de la iglesia, este año nos acompañarán muchos jóvenes entusiastas.

Mi madre agarró mi antebrazo y me jaló para que me sentara nuevamente.

Me quiero dar un balazo y pal río.

Los chicos y chicas del coro salieron de un pequeño pasillo tétrico y oscuro, pero iluminaron la iglesia con sus apariencias angelicales y túnicas totalmente blancas.
En ese momento me sorprendí al ver a Jared sosteniendo una guitarra con una sonrisa radiante, claro, me había olvidado que Jared también era obligado a venir a la iglesia y tocar la guitarra para el coro.

Inmediatamente nuestras miradas se chocaron y me dedicó una sonrisa pícara.

Cuando empezaron a cantar mi madre se tocaba el corazón conmocionada, en verdad no pude evitar girar los ojos con hastío, y cuando volví a ver a Jared noté que me estaba mirando divertido.

♬ Sweet Bad Boy ♬ Louis Partridge ♬Where stories live. Discover now